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Un genio matemático que nació casi sin cerebro

Es la historia de un estudiante de matemáticas que nació casi sin cerebro pero con un coeficiente intelectual de 126.

A un estudiante de matemáticas le faltaba más de el 90% de la masa cerebral promedia que se suele tener y, a pesar de eso, contaba con un alto coeficiente intelectual.

Estamos ante uno de los casos más curiosos de la literatura médica y que hace que nos paremos a pensar sobre la relación entre la inteligencia y la materia es el que fue registrado por el doctor John Lorber, médico en la Universidad de Sheffield en Reino Unido. Este caso concreto, que sucedió hace ya más de 30 años, sigue siendo un tema muy llamativo para la discusión, dándonos a entender que tal vez el cerebro está sobrevaluado.



El doctor Lorber estaba con un paciente que resultaba ser un estudiante de Matemáticas con un problema que parecía poca cosa. Lorber empezó a ver que el estudiante, quien era claramente inteligente y tenía un coeficiente intelectual de 126, tenía la cabeza bastante grande. Entonces realizó una prueba de CAT Scan y descubrió que este joven prácticamente no tenía cerebro.

Normalmente el cerebro tiene una composición de dos hemisferios que ocupan la cavidad craneal, de cerca de 4.5 cm de profundidad. El estudiante contaba con tejido cerebral menor de 1 mm cubriendo la parte superior de la espina dorsal. El doctor Lorber diagnosticó que había una condición llamada hidrocefalia, en la que el fluido cerebroespinal se acaba concentrando solamente en el cerebro, en lugar de circular como normalmente haría entre el cerebro y la espina dorsal.



La mayoría de las personas que tienen este problema suelen vivir teniendo problemas de discapacidad, si es que logran sobrevivir la infancia. Sin embargo, existe un minúsculo porcentaje que no sólo llega a sobrevivir sino que llega a desarrollar un gran coeficiente intelectual, pese a que donde los científicos dicen que debe de haber una masa cerebral que realice las funciones más altas de la inteligencia, en su caso sólo cuenta con líquido cerebroespinal. De hecho, el poco cerebro que tenía el estudiante de Matemáticas estaba en las estructuras más primitivas de su cerebro.

Lorber determino que el córtex cerebral debe de ser mucho menos influyente de las actividades intelectuales de lo que se suele pensar. Por supuesto, cabe otra posibilidad que la ciencia difícilmente se pondría a estudiar porque contradice sus principios básicos, su concepción del mundo. Esto es, la posibilidad de que la cognición no sea claramente una función cerebral sino que pueda haber más allá del cuerpo o al menos, de distribución o no-local. Este estudio realizado y otras investigaciones llevadas a cabo, como pueden ser las experiencias personales cercanas a la muerte, nos dicen que es posible que la conciencia o la capacidad cognitiva no esté arraigada al cuerpo o a un sustrato material.

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