Cierto es que en toda publicación de famosos y no famosos donde aparezca una imagen, es retocada con Photoshop con relativo éxito.
Ello es motivo de que el gobierno francés haya propuesto una ley para luchar en su país contra esta lacra tecnológica que tan guapas deja a algunas y tan horrendas a otras, aunque no sea ese el fin.
“Estas imágenes pueden hacer creer en una realidad que a menudo no existe”, comentó Valérie Boyer, la diputada del partido de Sarkozy. Añadiendo que esta violación sobre las fotos podría acarrear varios tipos de problemas psicológicos, léase anorexia o bulimia en las más frágiles, psicológicamente hablando.
Entonces, deberá añadirse una advertencia a pie de foto en todas aquellas publicadas en prensa, campañas políticas, envases de productos e imágenes artísticas y pornográficas.
Aquellos que infrinjan esta norma, deberán abonar al estado la cuantía de 37.000 euro en concepto de multa, ni más ni menos, todo un sobresueldo para las alzas del enano Sarkozy.
Pero, ¿Y qué pasa con aquellas fotos que sean retocadas con ánimo de sorna? Pongamos como ejemplo esta de Amy Winehouse:
¿Incentivará ello el consumo de comida basura y la obesidad mórbida en aquellos que piensen que la imagen es real y deseen parecerse a sus ídolos? ¿Habrá que advertir también el fake y su inversa intención?
¿Tendrá que pagar Adobe Photoshop un canon por la publicidad gratuita que se le está haciendo?