Un gigante discográfico quiere ver la luz. Llevará, probablemente, el nombre de Sony BMG y contará con progenitores del calibre de la actual multinacional japonesa Sony y de la división musical de la alemana Bertelsmann. Estos dos consorcios se instalarían de esta forma a escasa distancia de Universal -que acapara el 25,9% del mercado mundial- en la cumbre del disputadísimo y maltrecho negocio discográfico ya que juntos suman el 25,2% de las ventas internacionales. Bertelsmann dio a conocer ayer, en su sede alemana de Gütersloh, la firma de la «carta de intenciones», un acuerdo de fusión a partes iguales. Pero, para que Sony BMG pueda venir al mundo, tendrá que recibir el beneplácito de las autoridades antimonopolio tanto en Washington como en Bruselas. Y tendrá que ganar la carrera de las fusiones a Time Warner y el grupo EMI, las otras dos empresas discográficas que negocian igualmente un acuerdo de cooperación. Según los expertos del sector, es muy probable que las au
Nunca se debe mirar a una persona que duerme. Es como si abriéramos una carta que no ha sido dirigida a nosotros.-