Toda épica tiene su olvido. Y tiene su imagen para atestiguar que la Historia es un insaciable agujero negro que se traga todo episodio que le echen por delante, ya sea heroico, necesario, inolvidable o todo lo contrario. La de la Revolución Cubana es la fotografía que hizo Alberto Korda del Che en 1960. mítica ella, que lo elevó a los altares del joven progresismo de todo el mundo y que. muchos siglos después. quedará como pantocrátor de la odisea cubana, símbolo del Camelot caribeño que los años y los sinsabores han sometido y someterán a ciclones que apenas dejarán noticia de una época que mereció la pena vivir y la imagen que tradujo su fanatismo justiciero. Esta colección documental de la vida de Ernesto Che Guevara se la tragarán los gusanos.
En el disco duro de la Historia no hay sitio para las anécdotas. y eso serán su contacto con Castro. ser uno de los doce supervivientes, la guerrilla de Sierra Maestra, la ocupación de La Habana, sus cargos en el Gobierno, su participación en la zafra, sus viajes oficiales y, de repente, la relación con Castro también víctima del tiempo, la vuelta al internacionalismo nunca abandonado, la transformación en el jubilado que nunca llegaría a ser. su cadáver entregado al sueño revolucionario, al pueblo de Bolivia, y, en fin, el dorso de la fotografía de Korda: la foto de su rostro muerto, afilado. cansado, pero transmitiendo aliento de alguna manera, extrañamente, por sus ojos abiertos. Inquietante imagen -contribuye la cabeza semierguida por el taco puesto por
sus ejecutores para facilitar la tarea fotográfica, por el indefinible y fantasmal hálito que lo rodea, que ni los vencedores quisieron airearla más que lo imprescindible para la propaganda. Prefirieron el aire de Lancelot du Lac que captó Korda que el de kempis liber tador y mártir de su última fotografía. El Che vivió una época de líderes, de multitudes que por las cuatro esquinas del mapamundi empujaban para alumbrar un nuevo orden.
Mucho de los conseguido y todo lo dejado a medias se ha sumido en ese magma glotón sobre el que solamente pueden flotar los símbolos. Nadie sabe qué ocurre en el interior del agujero negro; algunos deducimos que la historia es cíclica como consecuencia de su desarrollo dialéctico. Así que, antes de que seamos pasto de arqueólogos -un rastro sepultado en un estrato profundo, unos huesecillos, un anillo, la estructura de un mechero bic...y con eso nos adivinen lo que fuimos, llegarán otras muchedumbres, otros dirigentes y otros Korda que tratarán de cambiar las cosas, porque ha aparecido otro orden nuevo para que todo siga igual. Al fin y al cabo, la lucha del Che continuó luchas antiguas; también lo son las victorias y las derrotas. Camelot es como la energía. no se crea ni se desruye; se transforma y reaparece. Aunque no se den las condiciones objetivas.