Hay quien piensa que, si mi tío es Giorgio Armani..., mi padre debe ser Emporio", bromea Roberta Armani (Bolonia, 1970) cuando irrumpe en el hall del Hotel Santo Mauro de Madrid. La estancia, profusamente decorada y tapizada, languidece ante la poderosa presencia de la directora Internacional de Relaciones Públicas de Giorgio Armani, que, alta, vestida de negro y con un envidiable melenón leonino, aprieta la mano del interlocutor y mira a los ojos con firmeza. Transmite confianza, don necesario si de meterse en el bolsillo a celebridades internacionales de la talla de Tom Cruise se trata. Leonardo DiCaprio, David Beckham (con quien los tabloides británicos llegaron a insinuar un romance, tajantemente desmentido por la interesada) o la princesa Charlene de Mónaco forman parte de su círculo de clientes y amigos, como "Álex González, Blanca Suárez o Miguel Ángel Silvestre". Con ellos departió en la fiesta de inauguración de la flamante boutique de Emporio Armani en
Todo acto de bondad es una demostración de poderío.-