Juan Carlos I, el putero mayor del reino.-

Se va preparando un accidente o van a suicidar a alguien, sólo digo eso...

Que el campechano es un putero no sorprende a nadie, pero que una madre (Barbara Rey) obligue a su hijo de 13 años a echarle fotos es todavía más grave.

Manda a su hijo a que fotografía como se da el lote con el amante, lo del Rey tiene tela, pero lo de la Rey...

El hijo ha sido el que ha vendido estas fotos a una revista extranjera, holandesa creo.

Aún recuerdo cuando los GEOs entraron en casa de Bárbara Rey para vaciarle la caja fuerte, país de pandereta, hoy y ayer.

Así se divertía el putero emérito con el dinero de todos los españoles y todos los políticos del momento lo sabían y lo callaron en su día:

La historia de Bárbara Rey, la exesposa de Ángel Cristo, es digna de un guion de película que mezclaría intriga, espectáculo circense, y un buen toque de alta política. Vamos a armar este relato con todo el drama, los elefantes y los secretos de palacio que merece.

El circo de Bárbara Rey y Ángel Cristo

Primero, pongámonos en contexto. Bárbara Rey fue una de las vedettes más famosas de la televisión y el teatro español en los años 70 y 80. Era todo glamour, lentejuelas, plumas y tacones.

Por otro lado, Ángel Cristo era el domador de fieras más temerario de España, dueño de un circo que llevaba su nombre y donde convivía con leones, tigres y todo tipo de bestias que sacaban aplausos y escalofríos por igual.

La pareja, a ojos del público, era como si se hubiesen conocido en un número de trapecio: ella, la estrella brillando bajo las luces, y él, el valiente domador que enfrentaba el peligro a diario.

Pero como en todo buen espectáculo, lo que se veía desde la grada era solo una parte del show.

El amor, los rugidos y el drama

Ángel y Bárbara se casaron en 1980 y formaron un matrimonio tan explosivo como las actuaciones del circo. Por fuera, todo parecía fantástico, pero la vida bajo la carpa era más caótica que la pista con tigres hambrientos. Entre problemas de drogas, infidelidades y tensiones laborales, las cosas no iban tan bien como en los números con fuego y látigos.

Pero esto no es lo que más ha alimentado las habladurías. El mayor escándalo llegaría después de su divorcio, cuando empezaron a salir a la luz rumores de que Bárbara Rey había tenido una relación secreta con nada menos que Juan Carlos I, rey de España en ese momento. Sí, el mismísimo monarca.

La leyenda de las fotos y los GEOs

Ahora viene la parte de película de espías. Durante su romance con el rey, Bárbara habría acumulado una serie de fotos comprometedoras que, según las malas lenguas, podían poner patas arriba a la monarquía. 

Se dice que estas fotos mostraban al rey Juan Carlos en situaciones íntimas, algo que evidentemente no quería que saliera a la luz.

Así que, cuando la tensión por la posibilidad de una filtración aumentó, el Estado no se quedó de brazos cruzados. 

Y aquí entra la escena de acción: una noche cualquiera, en el más absoluto silencio, un grupo de los temidos GEOs (Grupo Especial de Operaciones, los agentes más duros de la policía española) irrumpió en la casa de Bárbara Rey. 

¡Entraron como si fuesen a capturar a un león suelto en la ciudad! Su misión era clara: encontrar esas fotos comprometedoras y evitar que viesen la luz del sol.

Como si fuese una película de James Bond, los GEOs registraron todo el lugar, hasta llegaron a romper la caja fuerte de la vedette buscando las imágenes.

Pero aquí viene el giro de la trama: no encontraron nada. Ni fotos, ni vídeos, ni pruebas que comprometieran a la Corona. Algunos dicen que Bárbara era más lista que todos y había escondido bien las imágenes. 

Otros creen que, en realidad, esas fotos nunca existieron y que todo fue parte de una leyenda urbana construida alrededor de una relación secreta.

El final del acto

El asunto quedó envuelto en el misterio, y como todo buen espectáculo, dejó al público con ganas de más. Bárbara Rey, con la picardía que siempre la caracterizó, nunca confirmó ni desmintió del todo su romance con el rey. 

¿Era todo un número más de su vida, tan teatral como su carrera sobre las tablas? ¿O realmente el poder del circo chocó con los secretos de palacio?

Lo cierto es que, como toda gran estrella, Bárbara supo mantener el misterio, y la historia de las fotos, los GEOs y el rey sigue siendo una de las grandes intrigas de la crónica rosa española. P

Porque, al final del día, todo esto es parte del gran circo de la vida, donde nunca se sabe qué es real y qué es solo parte del espectáculo. ¡Redoble de tambores y cortina final!

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