La economía española inflada por la deuda.-

Una economía inflada por la deuda es un desastre a medio plazo. 

Con la tarjeta de crédito de otro, todos los restaurantes parecen baratos. Cuando el Gobierno promete regalar algo, siempre lo cobra y con creces. 

Un gobierno que promete derechos, solo otorga deuda. 

Y la deuda pública es relevante. Y se paga. Siempre. Ya sea con más impuestos, más inflación, menos crecimiento o las tres cosas a la vez.

Es aberrante afirmar que España es un ejemplo de crecimiento e irresponsable repetirlo como un mantra.

El periódico El País, afín al gobierno actual, publica datos erróneos para confundir a la plebe mal informada:

El Banco de España evidencia la mala gestión pública. 

La deuda pública ha aumentado un 5,1% interanual. En una economía donde el PIB solo ha crecido un 2,5% en cuatro años, el PIB per cápita apenas un 0,1%, y que se sitúa en el puesto 20 de la UE en términos de recuperación, hablar de “cohete” es engañoso. 

En ese mismo periodo, la deuda pública ha aumentado más de nueve puntos.

España no está creciendo, está siendo endeudada. Felicitar al Gobierno es irresponsable.

El aumento de la deuda pública es, además, obsceno, porque viene acompañado del mayor aumento de la presión fiscal entre los países de nuestro entorno, tras haber malgastado el mayor estímulo fiscal y monetario de la historia democrática.

Caer en una euforia injustificada es repetir los errores del “hemos entrado en la Champions League” que creíamos olvidados. 

Es también inapropiado cuando acaba de publicarse que España se convierte en el tercer país de la UE en riesgo de pobreza. 

La pobreza real y la carencia material severa han aumentado entre 2019 y 2023, según el INE.

España ha perdido posiciones en términos de renta per cápita ajustada por poder adquisitivo, situándose a once puntos de la media de la UE, cuando antes de la llegada de Sánchez a La Moncloa, estaba a ocho puntos. 

No solo es imprudente dejarse llevar por la euforia, sino que no hay nada que celebrar al Gobierno.

Si la economía rebota, es por factores externos. 

Entre 2019 y 2023, el sector exterior ha crecido gracias al desarrollo global, pero los datos, como muestran el FMI y el BBVA, indican una economía con inversión y consumo real estancados. 

A pesar del enorme estímulo fiscal y monetario y los fondos Next Generation, además de la recuperación del turismo que el gobierno criticaba, el PIB per cápita se queda en el puesto 20 de la recuperación europea.

El Banco de España confirma la pérdida de renta per cápita con respecto a la media de la UE y pronostica que España seguirá a quince puntos de dicha media hasta al menos 2026. 

Además, el muy bajo crecimiento de la productividad indica que la economía española no va bien.

España lidera Europa en tasa de paro, superando a Grecia, y eso a pesar de la distorsión legislativa de los contratos fijos discontinuos. 

Entre 2019 y 2023, el empleo ha sido inflado por contratación pública financiada con deuda. 

El "récord de empleo" llega con menos horas trabajadas por afiliado, récord de pluriempleo y precariedad. 

La duración media de los contratos desde 2019 es de 237 días y más de la mitad duran menos de un mes. 

21 millones de afiliaciones con récord de pluriempleo y desplome de las horas trabajadas por afiliado es atroz, más aún cuando España tiene la mayor tasa de holgura laboral, según Eurostat.

El éxito del turismo en España no es mérito del Gobierno, que ha atacado el turismo durante años, calificándolo de baja productividad.

El muy bajo crecimiento de la productividad indica que la economía española no va bien.

¿Por qué es irresponsable alabar y felicitar al Gobierno? En la biografía de Zapatero, se justifica las malas políticas con el argumento de que “nadie” vio venir la crisis. Afirmó que grandes economistas y empresarios lo felicitaban por su gestión económica y que “ninguno” criticó sus políticas, especialmente desde 2008.

Sabemos que eso no es cierto. Decenas de economistas, incluso dentro de La Moncloa, como David Taguas, alertaron sobre los desequilibrios mientras el Gobierno se vanagloriaba de estar en la Champions League. Caer en elogios innecesarios y euforia es peligroso, pues luego dirán que “nadie avisó”.

El Fondo Monetario Internacional advierte, con su diplomacia habitual, que cuando termine el efecto fiscal de la inflación, será aún más difícil reducir la deuda.

Si en un periodo de recuperación, con el mayor estímulo fiscal y monetario de la historia, los fondos Next Generation, y el impulso del turismo y las exportaciones por el crecimiento global, España solo consigue un mísero 0,3% en PIB per cápita, con caída de inversión y deuda disparada mientras escala en riesgo de pobreza y tasa de paro, no debemos felicitar al Gobierno. 

Es normal usar la diplomacia. Es irresponsable ignorar la acumulación de riesgos.

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