Iris, ángel de luz.-

Lista, amable, buena y cariñosa,

así era mi princesa de rosa.

Habladora y parlanchina hasta el final,

toda la tarde diciendo te quiero,

te quiero mucho mamá.

Siempre serás nuestra vida en colores,

nuestra estrella en el cielo,

nuestro ángel de siete colores.

Nos has dado grandes lecciones,

en tu corta vida nos inundaste de emociones,

nos has dejado un hueco en el corazón,

mucho dolor en el alma.

Viniste para darnos tanto amor,

esto no es una despedida, es un hasta luego.

Te quisimos y te querremos por siempre,

IRIS, NUESTRO ÁNGEL DE LUZ.-

Con un plan divino, es con los que los monta púlpitos nos comen la cabeza cuando las cosas se ponen feas. Cuando la cosecha se echa a perder o cuando el cáncer se extiende o cuando nada de lo que pides se cumple.

Eso es lo que te ofrecen.

Y te dicen: "Es la voluntad de Dios", "parte del plan Divino".

Lo que no nos dicen, es que si Dios tiene un plan, no tiene sentido rezar por nada.

Si la regla de oro es: "se hará su voluntad", Dios hará lo que le convenga, por mucho que le ruegues.

E imagínate por un segundo la sensación de creernos con derecho a pedirle nada, para empezar.

El puto ego que hay que tener para creer que uno puede intervenir.

¿Y si le pides algo que no es su voluntad? ¿Quieres que altere el curso del plan divino? ¿por ti?.

Esa es la estafa. El ingenio.

¿Qué obtienes lo que has pedido? ¡Bravo, Dios te ama!

¿Qué tus oraciones no obtienen respuesta? ¡Ah, es que no entraba en el plan!