Mi dulce Iris.-

-De todas las ausencias, la tuya es la más cruel, desde que te fuiste ni siquiera los colores son los mismos.

Se dice que todo pasa, pero este vacío de ti no pasará jamás.

Estás en cada pensamiento, en cada gesto, en cada lágrima.

-Cuando un día nos veamos de nuevo, sabrás que nunca dejé de pensar en ti, de recortarte, de buscarte tras la voz de una niña en un parque.

Sabrás que continué viviendo y que incluso llegué a reír fuerte, pero sólo porque el corazón tenía la certeza de que nos encontraríamos de nuevo.

Me preguntarás como pasé mis días y te sorprenderás al saber que cada día fue un viaje sólo hacia ti. Y que cada pensamiento mío tuvo tu nombre, Iris.

-Extraño tu sonrisa permanente, tu dulce voz. Me dicen que este dolor que me encoge el corazón pasará poco a poco. Yo finjo creerlo y sonrío resignada, mientras que con la mente te vengo a buscar.

-Un día nos encontraremos de nuevo, yo sé que es verdad, lo creo, no importa cuánto tiempo pase, nos volveremos a encontrar y seremos felices.

Verás entonces cuántas cosas tengo que contarte y la de lugares que te quiero enseñar.

Descansa mientras tanto, que cuando nos encontremos inundaremos el cielo con nuestras risas.

-Tus alas ya estaban listas para volar, pero mi corazón nunca estuvo listo para verte partir.

La realidad es que nunca has dejado de vivir en el latido de mi corazón, que se empeña en seguir dándote aliento.

Tu recuerdo, tu sonrisa...

Vives en la parte más profunda, más real, más sincera...

Tengo un solo corazón en el pecho que ahora late por las dos.

-No suelo hablar de tu partida, prefiero evadir el tema, por que cada vez que intento hacerlo, se me hace un nudo en la garganta y recuerdo lo importante que has sido en mi vida, y todavía soy incapaz de aceptar que ya no estás aquí.

-Desde que te perdí, yo también me perdí. El mundo ahí fuera quiere que te olvide, pero yo, hablaré de ti todos los días.

-Y te imagino mirándome con tus dulces ojos negros... sostenme fuerte desde dónde estés.

-Hay días en los que te extraño y otros dónde sólo acepto la realidad y quiero recordarte. Hoy, es un día de ambos.

-No me digas cuando se quiere se puede, sólo Dios sabe cuánto quise y no se pudo.

-Guárdame como a la niña de tus ojos, escóndeme bajo la sombra de tus alas.-