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El día después de reyes

Los niños de toda España vivieron ayer el esperado día de Reyes, tras un periodo de excitación especialmente intenso compartido con el televisor al grito de «ime lo pido, me lo pido!». Es el momento de constatar las habilidades de su muñeco parlante o las prestaciones del todoterreno teledirigido, que como la ancestral muñeca de trapo terminarán tarde o temprano en el cajón de juguetes rotos y olvidados. Hasta llegar allí, el juguete ha recorrido toda una vida.

Sus comienzos datan de los meses de septiembre u octubre cuando los fabricantes de juguetes aumentan su ritmo de producción de cara a las fiestas navideñas, diseñan las campañas de publicidad y se olvidan de los gabinetes pedagógicos para prestar buen oído a los encargados de marketing empresarial. El 76% de los juguetes, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEJF), se vende en el periodo comprendido entre el 5 de diciembre y el 5 de enero. Desde esta fecha, lo que le ocurra al juguete en cuanto a duración, uso y capacidad para divertir queda en manos de los niños.

«El juguete español es de buena calidad. Por lo general se cumplen las normas de calidad y seguridad establecidas, si bien su precio es excesivo», afirma Francisco Ceballo, presidente de la Asociación General de Consumidores. Y es que el juguete español compite duramente con el juguete más barato, procedente de China, que conjunta el diseño y la calidad. Al adquirir un juguete, pocas veces nos hemos detenido a pensar como jugará el niño. La elección se ha basado en esta ocasión, como en años anteriores, en factores determinados por la publicidad.

«En el juguete hay unas modas variables cada año. Esas modas movilizan una maquinaria enorme prevista por los .fabricantes», apunta Salvador Miró, director general de la AEFJ, quien reconoce que el fabricante se mueve por intereses comerciales: «Los juguetes se compran mayoritariamente en un tiempo inadecuado para los niños y llevados por condicionamientos sociales, pero el objetivo último del empresario no es hacer feliz al niño, aunque se asesore por los gabinetes pedagógicos de las empresas». Los estereotipos son determinantes. «En otros paises europeos como Suecia o Alemania los padres eligen los juguetes pensando en la educación de sus hijos. En España es un compromiso, se busca lo más llamativo y, si se puede, el juguete más caro» señala Salvador Miró.

«Después del Día de Reyes nos olvidamos del juguete y así ocurre que hemos comprado patines y otros productos más propios del verano», añade el director general de la asociación que coordina al 80% de las empresas fabricantes en España. Es necesario saturar al niño con innovaciones cada año. Es el juego de la oferta y la demanda, tirar lo viejo y adquirir lo novedoso. «Los juguetes imitan la realidad del momento por lo que se hace necesario crear propuestas nuevas para el juego», explican los psicólogos. Pero si no ponemos algo de nuestra parte, los niños abandonarán los juguetes en unos pocos días. «Los padres son culpables, no se han informado bien de la amplia oferta existente y su elección es inconsciente, no tienen en cuenta que es lo más idóneo para la edad de cada niño», lamenta Juan Boliván, responsable del Sanatorio de Juguetes.

«Se ha impuesto la necesidad de regalar más y más caros juguetes en el Día de Reyes. Sería más conveniente comprar juguetes al niño de forma continuada a lo largo del año», apunta Rosa Muñoz, psicóloga especialista en el juego infantil, y añade: «Se trata de despertar la imaginación del niño, y los pequeños, como los mayores, se cansan de una actividad después de un cierto tiempo. Cuando llegan a ese punto, abandonan el juguete».

Todos los niños han vivido días de felicidad, ahora llegan las obligaciones, la escuela, que podemos romper envolviendo, el juguete con una motivación cualquiera, que reavive la ilusión y la fantasía. «Un juguete puede hacer feliz al niño en cualquier momento, han pasado las fiestas y la excitación desaparece, pero poco a poco el niño irá descubriendo los juguetes, habrá incluso sorpresa, que debemos fomentar día a día».

Al tiempo que hemos de ser conscientes de nuestra labor en el juego con unos juguetes que hemos adquirido a nuestro antojo, los adultos debemos conocer la normativa de seguridad y calidad, revisada con la nueva directiva comunitaria sobre la seguridad de los juguetes de aplicación desde el 1 de enero de 1990. Un logro importante en torno a la reglamentación del juguete fue el acuerdo firmado por la Asociación de Fabricantes (AEFJ) y las asociaciones de consumidores de ámbito estatal referido a la publicidad del producto y al compromiso sobre etiquetado por parte de la AEFJ. En él, los firmantes se preocupan de garantizar una cierta felicidad al niño al recoger la necesidad de apuntar en las etiquetas algunos consejos como «edad adecuada de uso», «utilización de pilas», «consejos de utilización» y «la garantía y servicio de postventa para los artículos de precio superior a las diez mil pesetas», además de el compromiso de que los «trabajos de investigación y creación de juguetes refuercen aquellos aspectos que puedan desarrollar más la creatividad, sociabilidad y participación de niños y niñas».

Obviamente, las quejas de los consumidores arrecian a partir del 8 de enero aunque «pocas veces se siguen los procesos hasta el final por parte de los denunciantes», señala Francisco Ceballo. Para los consumidores son los juguetes de importación los que resultan más peligrosos, porquesobre ellos se ha ejercido un menor control al entrar una gran cantidad ilegalmente y distribuirse en comercios no especializados. «En definitiva -dicen los psicólogos- los juguetes jamás mueren completamente, ya que es suficiente una circunstancia o un deseo para volverlos a la vida». Esta opinión es compartida por Emilio Alemán, asesor del Museo del Juguete que se abrirá en Ibi en febrero. «Confío -dice- en la capacidad lúdica del niño.

El juguete ha evolucionado conforme a la realidad, y un niño siempre es capaz de adaptar el juguete a su realidad, los niños son capaces de abandonar los condicionamientos de la publicidad y de sus padres con imaginación. Siempre lo han hecho». Con calidad y sofisticación el fabricante coloca su producto en el mercado, con dinero los mayores cumplimos nuestro compromiso social y a veces contribuímos a la educación, con imaginación el niño hará lo que bien le parezca, pero... ¿quién garantiza el tiempo que se mantendrá el osito de peluche fuera del cajón de los juguetes abandonados?

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