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Kate Moss la modelo fea y drogadicta

Era hasta ahora el secreto mejor guardado por Kate Moss: un tatuaje con la firma del fallecido artista Lucian Freud, allá donde acaba la espalda y empieza el culo... Lo acaba de revelar la top model en una entrevista a Vanity Fair, en plena campaña de autopromoción de su biografía, Kate, donde pasa revista a sus 38 años de vida.

El tatuaje que luce en la base de su espina dorsal era público y notorio por las múltiples apariciones de la propia Kate Moss en top-less o de espaldas en las revistas. Lo que se desconocía era el ilustre autor, lo que eleva la marca en la piel -que representa una bandada de pájaros- a la categoría de auténtica obra de arte.

«Es un Freud original», sostiene Moss. «Me pregunto cuánto estaría dispuesto a pagar un coleccionista, ¿unos pocos millones? Si todo va horriblemente mal, siempre me puedo quitar ese trozo de piel y venderlo. Es posiblemente el último tatuaje de Freud que sigue en su sitio, porque cuando estaba en la Marina y hacía tatuajes a sus compañeros tenía 19 años y posiblemente no quede ninguno», bromea la modelo.

El tatuaje de Moss tiene 10 años de existencia y es sin duda el más preciado por la propia modelo, que tiene también un corazón tatuado en su muñeca izquierda, un ancla en la muñeca derecha y una estrella en el tobillo. Lucien Freud reparó en todos ellos cuando hizo el retrato de Moss, embarazada y desnuda, allá por 2002.

El pintor, que entonces tenía 79 años y su joven musa (28), se conocieron tras una de tantas confesiones de Moss a una revista: «Lucien Freud es la persona que más me gustaría conocer en el mundo...». Dos días después, la modelo recibió una llamada de Bella Freud, hija de artista, con una propuesta: «Mi padre quiere conocerte y cenar contigo. Sé puntual».

Ahí empezó a gestarse una intensa relación que dio sus frutos al cabo de nueve meses, en singular embarazo artístico. Durante todo ese tiempo, siete noches a la semana, la modelo acudía puntualmente a la cita con el pintor en maratonianas sesiones de siete de la tarde a dos de la madrugada: «No podía llegar un minuto tarde. Era un hombre realmente poderoso. No se le podía llevar la contraria y lo único que querías era complacerle. Aunque a veces me arrepiento de haber posado así».

El retrato de Kate Moss desnuda en toda su crudeza -con las piernas abiertas cuando estaba embarazada de su hija Lila Grace- se vendió en el 2005 por 3,9 millones de libras (unos 4,5 millones de euros). Antes de rematar el lienzo, por la paciencia que tuvo como modelo, Lucian Freud insinuó a su musa si quería que le hiciese un tatuaje (su valor es incalculable, pero algunos expertos aventuran que podría valer hasta la friolera de un millón de libras).

«Me dijo que cuando tenía 19 años y estaba en la Marina, solía hacérselos a sus amigos», relata la modelo en la entrevista. «Yo exclamé: '¡Oh Dios, es asombroso!'. Y entonces me dijo: 'Te puedo hacer uno. ¿Qué te gustaría? ¿Alguna criatura del reino animal?'».

Y prosigue: «Le dije que me gustaban los pájaros, me dijo que había dibujado pájaros antes, y me enseñó un dibujo de un pollo patas arriba con la cabeza en un cubo», recuerda la modelo. «Yo le dije: 'No quiero eso'. Insinuó que podía dibujarme a mí misma, pero entonces pensé: 'No voy a tatuarme una chica en el culo'. Así que decidimos que me haría una bandada de pájaros».

La técnica rudimentaria, con tinta y escalpelo, fue la misma que usó Freud con los fornidos marineros de su juventud. Afortunadamente, el tatuaje de Moss estuvo listo en un par de horas. Pese al dolor inicial, el auténtico suplicio fue permanecer horas y más horas posando, con un brazo alzado y las piernas semiabiertas, al gusto siempre retorcido del pintor. 

Durante toda su vida artística, Lucian Freud (fallecido en 2011) mantuvo relaciones con muchas de sus modelos y se forjó una reputación de mujeriego casi tan grande como la de pintor. Kate Moss, sin embargo, no sucumbió a sus encantos, aunque una fotografía aparecida en una exposición de la galería Hazlitt Holland-Hibbert de Londres el pasado enero y reproducida por los tabloides británicos así lo sugería, porque en ella podía verse a Moss abrazando tiernamente a Freud bajo las sábanas. La imagen fue tomada por David Dawson, ayudante de Freud, en 2010. Y es que, la improbable amistad entre los dos duró hasta la muerte de Freud en 2011, a los 88 años de edad. 

En el 2010, después del accidente que le tuvo postrado, Moss le llevó flores a la cama y el pintor pareció rescucitar de pronto: «Retiró las sábanas y me dijo: 'Las he mantenido calientes para ti'. Me metí dentro, me dejé abrazar y nos hicieron una foto. Lucien siempre fue muy amable conmigo. Le adoraba». Moss describió a su retratista como «la persona más interesante» que jamás había conocido, mientras que Freud dijo de Kate que era «físicamente inteligente».

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