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JB y sus andanadas

El Real Madrid, con 12 puntos, ya es líder solitario de la Primera División española, algo normal en los último años. Pero, lo que no es tan normal es el cisma tan intenso, pese a los resultados favorables, que se vive en el vestuario blanco entre los jugadores y el entrenador galés John Benjamín Toshack. El Real venció al Rayo en Vallecas por 21, pero técnico y jugadores ni son felices, ni comen perdices. Este es un amargo liderato. Toshack explotó tras un encuentro en el que su equipo se dedicó, en sus propias palabras, a «siestear» durante todo el segundo período.

La defensa y el centro del campo madridista se dedicaron, exclusivamente, a especular, al tuyamía, sin ningún tipo de ambición, ni de mordiente. Decir que jugaron al tute sería toda una ofensa para juego tan insigne y tabernario. Lo de Toshack y algunos miembros significativos de la plantilla blanca ha llegado ya al cisma. A los jugadores les ofende que el entrenador les trate como párvulos. Los nostálgicos, como Michel, añoran a Beenhakker. El entrenador cree que sus chicos le están tomando el pelo por su escaso rendimiento y nula motivación en los partidos, ya sea ante el campeón de la Copa de Europa, el Milán de Berlusconi, o frente al Rayo Vallecano, un equipo que está en la UVI de la Primera División.

Las andanadas de JB en el vestuario de Vallecas fueron violentísimas. «Un equipo como el Real Madrid no puede venir a siestear», «éste no es el Real Madrid que yo quiero», «a mí no me vale que lo hagan bonito y se pongan por delante en dos minutos, porque hay que machacar al rival». La herida está abierta y no se puede ya disimular. Si Toshack está cabreado, Javier Clemente está triste porque su Atlético de Madrid, que duerme a los culebrones, se dejó los dos puntos en su feudo del Manzanares ante un guerrillero, disciplinado y perfectamente organizado Osasuna, que ya es segundo a un punto del Madrid. En el Manzanares se acabó la luna de miel entre el público y el equipo de Javier Clemente.

Los espectadores se dedicaron a increpar a los centrales rojiblancos Andoni Goicoechea y Pachi Ferreira cada vez que éstos daban un pelotazo largo desde atrás. Javier Clemente estaba enfadado por ello al considerarlo injusto para con sus hombres, y reconocía que se había perdido el encuentro por «falta de movilidad y coórdinación». Clemente, que acertadamente comentó que había jugado con los hombres más ofensivos de que dispone, Aguilera, Futre, Manolo y Baltazar, consideró justa la victoria de Osasuna, lograda por un gol en el segundo tiempo de Ciganda.

El Atlético de Madrid se desinfla, le falta, punch, y sufre una, patente crisis de identidad porque no tiene a nadie que sea un lanzador de altura para su contragolpe en el centro del campo. Chus Landáburu, con unos años menos y sin sufrir la persecución de Gil, hubiera resultado insustituible en este equipo. La octava jornada de liga trajo consigo también la primera victoria en lo que va de temporada del Sporting de Gijón, que con un contundente 30, goles de Emilio, Villa y Narciso, vapuleó a un equipo correoso como es el Valladolid. El. Sporting sigue siendo farolillo rojo, pero esté resultado favorable, el primero, indudablemente le animará. .

En un solo partido ha marcado más goles de los qué había conseguido en los siete anteriores. El drama para el Sporting es que las elecciones para sustituir al nefasto Ramón Muñoz llegan demasiado tarde, por eso la victoria frente al Valladolid puede ser un respiro y un consuelo. Falta les hacía a los del «culo mollao». Porque sus enemigos del alma, los del Oviedo de Jabo Irureta, siguen como motos, con 10 puntos, a dos del Iíder, y habiendo resuelto favorablemente esta octava jornada con un empate 11 en Las Gaunas, solar del Logroñés. La noticia de este encuentro fue que falló el portero del equipo riojano, el gran Luis Islas, lo que propició el empate del Oviedo , en gol conseguido por Hicks. El irlandés John Aldridge se adapta a pasos agigantados a una Real Sociedad cuyas bases, curiosamente, no quieren a los jugadores extranjeros. El centro delantero de los «txuri urdin» resultó decisivo en el empate 2-2 que consiguió su equipo frente al Barcelona en Atocha. Aldridge fue el autor de los dos tantos, el segundo de ellos de penalti.

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