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Las modelos son unas marranas

Varios carteles publicitarios de una firma de ropa interior han sido «censurados» o «vestidos» y otros muchos han sido destrozados por algunos habitantes de Pamplona. Una vez más la intransigencia del puritanismo ha hecho gala de su mal hacer. En esta ocasión, un cartel publicitario ha sido el objeto pecaminoso a destruir. El mes de mayo había sido elegido por una conocida firma de ropa interior para lanzar una campaña publicitaria sobre su oferta en lencería femenina. 

La campaña, presentada en todo el Estado, se sustentaba en un cartel que mostraba a una joven tumbada, con la cabeza levantada y apoyada sobre sus brazos que de esta forma ocultaban a la vista los senos. El resto del cuerpo aparecía desnudo, tan sólo cubierto por una braguita, que era el elemento objeto de la publicidad. Pero alguien se ha empeñado en que el público se perdiera lo bueno o lo malo que pudiera haber en la idea. Al menos en Pamplona, aunque la agencia propietaria de las vallas utilizadas para la campaña en esta ciudad asegura que «los carteles han sido también pintados o destruidos en otros lugares».


En Pamplona, por lo menos seis vallas con este contenido publicitario han sido «censuradas». Unas han sido cubiertas totalmente con pintura de color negro, excepto el rostro de la modelo. En otras se le ha «vestido» con un modelo acorde con la mentalidad de los «censores». 0 se ha arrancado el papel del cartel a la altura de los pechos y el culo de la chica. Además, en algunos de ellos han aparecido pintadas sobre el cartel las palabras «puta y zorra». 

Un representante de la agencia de publicidad propietaria de las vallas en Pamplona afirmó estar sorprendido por estos hechos, ya que en su opinión, «el cartel tan sólo muestra una chica guapísima, con una construcción estética preciosa», por lo que está convencido de que «sólo gente con una mentalidad muy estrecha puede considerar el contenido del cartel como pornográfico». 

Las pintadas y destrozos en los carteles han sido continuas durante este mes de mayo, hasta el punto de que la agencia ha agotado «las existencias de carteles de que disponíamos para sustituir a los que pudieran resultar dañados».

Ni en la Jefatura Superior de Policía ni en los locales de la Policía Municipal ha sido presentada denuncia alguna. En opinión del representante de la agencia esto es debido a que «el tema de la publicidad en las vallas está sujeto a una legislación muy triste. Cualquier gamberro puede destrozar un cartel de este tipo y no se puede hacer nada contra él». Y ello pese a que cada cartel de esta campaña cuesta 15.000 euros y el alquiler de cada una de las vallas ronda las 60.000.

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