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El final de Enrique Morente

Enrique Morente murió el 13 de diciembre de 2010. El cantaor tenía 68 años y un cáncer en el esófago de estadío III que necesitaba tratamiento. La familia decidió que se pondría en manos del mejor especialista que hubiera y ése era, sin duda, el doctor Enrique Moreno González.

El hombre que le operó tiene 73 años, es jefe de cirugía gástrica del hospital 12 de Octubre, premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y una eminencia con más de 1.600 trasplantes realizados, entre ellos el de Raphael. Operó a Juan Pablo II, tras ser tiroteado por Alí Agca en la plaza de San Pedro en 1981. Sus compañeros le llaman Dios. Y en manos de Dios se puso Morente.
Pero algo pasó aquella vez y ahora, cirujano y familia del cantaor se ven las caras en el Juzgado de Instrucción número 52 de Plaza de Castilla. El relato completo de qué ocurrió aquellos días es difícil de trazar con exactitud porque es, precisamente, por un supuesto descuadre horario por el que discrepan ambas partes.

e2 DE DICIEMBRE. Enrique Morente acude a consulta de Enrique Moreno acompañado por su familia y por Julio García de Paredes, médico y amigo, en busca de una segunda opinión sobre el cáncer de esófago que padece. Ambos facultativos coinciden en que la única posibilidad es operar y cuanto antes mejor.

El torero Javier Conde, yerno de Morente por su matrimonio con la hija mayor del cantaor, Estrella, vivió la visita a la consulta del especialista con una «sensación de irrealidad y acoso por parte del médico de la familia y el propio Moreno» porque su suegro «no quería operarse», pero la insistencia de ambos facultativos y de la propia familia del cantaor tiene éxito. Tal es así, que esa misma noche, a las 21.00 horas, Morente y su esposa, Aurora, ingresan en la Clínica La Luz.

e3 DE DICIEMBRE. A Morente se le realizan las pruebas preoperatorias pertinentes y recibe la visita de su amigo García de Paredes, que encuentra al cantaor y su familia «conscientes de la intervención a la que se iba a someter».
La operación se programa para el día siguiente por la mañana, a partir de las 11.00, así es que Enrique Morente pasa la noche en La Luz.

e4 DE DICIEMBRE. La intervención quirúrgica dura más de siete horas (finaliza sobre las 18.30) y la realiza el doctor Moreno asistido por los doctores Alonso y Ocaso, así como el doctor Rubio, anestesista. Durante el procedimiento, que es observado sin intervención por el doctor García de Paredes, las milagrosas manos de Enrique Moreno trabajan afanosas en las entrañas de Enrique Morente y logran su propósito: extirpar el tumor, reconstruir la zona, cerrar sin mayores complicaciones la cavidad torácica y abdominal del paciente y trasladarlo en buena situación cardiovascular a la UCI.

El postoperatorio, en principio, no requiere demasiada preocupación. Cuando recupera la consciencia, se extuba a Enrique Morente que respira espontáneamente, sin dolor, con buena perfusión y habla con voz normal. El resultado, en principio, es otro éxito del doctor Enrique Moreno y la mejora de la calidad de vida del cantaor Enrique Morente, que debe pasar unos días en la UCI.
e5 DE DICIEMBRE. El primer día tras su operación lo pasa Morente en la UCI sin novedad. Se le practican los análisis y cuidados pertinentes con la diligencia debida y recibe la visita de su mujer, Aurora Carbonell, que «se cuela» en la Unidad de Cuidados Intensivos de madrugada y consigue hablar con su marido. «Estaba despierto y se puso muy contento al verme», declaró el pasado 13 de abril la viuda.

Ya sin necesidad de recurrir al escaqueo, Carbonell visita varias veces a Morente en la UCI durante el 5 de diciembre, la última de las cuales fue a las nueve de la noche y sólo abandona el hospital cuando una doctora le informa de que su marido estará a las ocho de la mañana en planta.

Aurora Carbonell llama sobre la una de la madrugada a la UCI y le dicen que todo está bien. Pero la tranquilidad duraría quizá sólo unos minutos más porque a esa misma hora, una enfermera que está de guardia con el doctor Alonso anota que el paciente presenta dolor torácico, por lo que le administra un calmante que no sirve de nada, puesto que no remite el malestar, al tiempo que comienza a bajarle la tensión.

A partir de este momento, difieren las versiones de una y otra parte, ya que, según la enfermera, se le ponen sangre y líquidos hasta las 03.00 horas, momento en el que ella asegura que se sube el paciente al quirófano, mientras que el informe del doctor Moreno especifica que no se le transfunde sangre a Enrique Morente y que no se percibe que haya hemorragia por el drenaje que tiene.

El cirujano asegura que recibió la llamada del hospital a las 02.10 de la madrugada y que 15 minutos más tarde ya estaba en la UCI junto al anestesista inspeccionando a Morente y valorando la oportunidad de una segunda operación.

Morente es llevado a quirófano a las 02.30, según el médico; a las 03.30, según la versión de los demandantes. En esa operación, en la que acompaña a Moreno el doctor Calvo, que venía del 12 de Octubre, se abre de nuevo al cantaor, se aspira la sangre de una hemorragia interna que finalmente sí existía y varios coágulos. Durante ese proceso se produce una fibrilación ventricular que recibe tratamiento.

Tras comprobar que no sangra por ninguna otra parte, Morente es trasladado de vuelta a la UCI hemodinámicamente estable. Es más tarde cuando los facultativos se percatan del daño neuronal y la afectación cerebral. A las cinco y media de la madrugada, Aurora Carbonell recibe una llamada y vuela al hospital donde el responsable de la UCI le dice que Enrique Morente está muy grave. El doctor Enrique Moreno le dice lo que se suele decir en estos casos: hay que esperar.

eÚLTIMOS DÍAS. Los médicos se reúnen con la familia y les explican que el cantaor ha sufrido un daño cerebral grave, pero que puede ser reversible. En este sentido recomiendan que los familiares le hablen y le canten para ayudar a reactivar sus funciones neuronales.

Javier Conde cuenta en su declaración que vendaba los ojos a su mujer para que no viese el estado en que se encontraba su padre cuando entraba a cantarle muy quedo al oído y que llegó a grabar mensajes de sus hijos (los nietos del cantaor) llamando a su abuelo y los reproducía continuamente cuando entraban a verle. Pero todo fue inútil. Enrique Morente no despertó.

eJUICIO. Javier Conde buscó ayuda legal y presentó una demanda para que se interviniese el informe hospitalario. Pero Rafael Martín Bueno, abogado de Carbonell y de AVINESA (Asociación de Víctimas de Negligencias Sanitarias), entiende que quedan preguntas por contestar.

Por ejemplo, el letrado cree que es importante para su causa averiguar algunos detalles como si Morente era un paciente privado o de alguna aseguradora sanitaria y, en cualquier caso, quién ha pagado la operación. También si se usó o no sangre en su tratamiento y cuánta, y si alguien podía haber operado antes a Enrique Morente. Por su parte, el doctor Moreno se ha comprometido a no interferir en el proceso judicial y ha asegurado que, cuando éste acabe, él dará todas las explicaciones oportunas.

Comentarios

  1. Desde la plataforma de apoyo al Dr, queremos agradecer la versión imparcial de lo ocurrido en su blog. Gracias por no incurrir en falsas acusaciones y mentiras.

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