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El Cigala está asombrado

Se queja la industria musical de que la piratería continúa creciendo alarmantemente en España. De ahí que también los premios de la Asociación Fonográfica y Videográfica Española (AFYVE) hayan perdido año tras año glamour, como espectáculo, hasta convertirse en el acto colegial que anoche fueron. Con todo, lo que ningún informador esperaba, durante su séptima edición, celebrada en la madrileña Casa Encendida, era convertirse en testigo sordo de un acto, repetimos, festivo.

Metidos en un aula cerrada y pendientes de un monitor para seguir la ceremonia -se supone que rebosante de vips-, los informadores nos volvimos película de cine mudo a poco de comenzar la noche.Llegaron los premiados chicos de La Oreja de Van Gogh para comparecer ante los medios, se abalanzaron las cámaras sobre ellos, y a partir de ese momento, en la sala de prensa, se perdió la señal de audio. Que, además, sólo se recuperaría intermitentemente hasta la clausura del acto.

Caos de realización, pues, en una gala dirigida por Juan Ramón Lucas y Lorena Berdún que no obstante colmó de premios a Diego El Cigala y a Bebo Valdés. Hasta cinco acapararon el cantaor gitano y el pianista caribeño: uno cada cual como artista y tres conjuntos por su compacto Lágrimas negras.

Alejandro Sanz se llevó tres galardones (Mejor Solista Masculino, Mejor Album Español, Mejor Vídeo) en tanto que el brasileño Carlinhos Brown cosechaba dos (Mejor Album Latino por su participación en Tribalistas y Artista Revelación Latino). Por lo demás, tampoco se fueron de vacío a casa, cada cual con un trofeo, los chicos de La Oreja de Van Gogh, Dulce Pontes, Pasión Vega, Beyoncé, Najwa Nimri, Andy Lucas, Bruce Springsteen, Evanescence y Daniel Baremboin -este último por Las cuatro sinfonías, de Schumann.

Bastante conservadores en cuanto a sus resultados este año -todo hay que decirlo-, lo mejor de estos Premios Amigo de anoche fueron los cantos a capella que dedicaron a los periodistas tanto Dulce Pontes como Diego El Cigala, diríase que compadeciéndose de su suerte. Más música en vivo no hubo en la gala. Mediáticamente, esta séptima edición se salvó gracias a que Alejandro Sanz tuvo a bien ir a recoger sus estatuillas. Y, además, se dejó fotografiar largo y tendido, respondiendo sin pelos en la lengua a la prensa.

Tocado por una cinta en el pelo, cuando por fin dejó de ser carne de flash, Sanz declaró: «Cuanto más tiempo llevo en la música, más ilusión me hace recibir premios. Esta noche me he reencontrado con bastantes amigos. La industria trata de adaptarse a los tiempos que corren y por eso, quizá, estos premios no tienen el ambiente de otras épocas. Pero recuerdo que, a raíz del 11 de Septiembre, los Grammys Latinos tampoco fueron pomposos».
Por lo demás, entre las muchas respuestas que el cantante madrileño dio a los periodistas, destacó aquélla en la que recomendó películas como La pelota vasca y Bowling for Columbine.

Tal vez debido a su avanzada edad, el cubano Bebo Valdés no compareció en la gala. Así que, junto al aclamado Alejandro Sanz, Diego El Cigala (Artista Revelación Español Masculino, Mejor Grupo, Grupo Revelación Latino, Mejor Album de Flamenco) fue quien más expectativas levantó.
Aunque en rigor no lo sea, pase que al Cigala, ahora catapultado por los buenos oficios de Fernando Trueba, se le entronizara como Artista Revelación... pero lo verdaderamente sorprendente fue observar cómo el mismo galardón, en la categoría de Artista Latino, se lo llevaba el veterano Carlinhos Brown.

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