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Los Jonas Brothers y sus fans enloquecidas

A los 17 años no puedes beber alcohol, pero puedes formar un grupo musical, alquilar una sala de ensayos, grabar un disco, ir de gira (si tus padres te dejan) y dar conciertos... en los que no se puede servir más que agua y refrescos, eso sí. También puedes escribir canciones que firmarían una legión de adolescentes, emocionar a la chiquillería, tocar como si te fuera el alma en ello y alentar a una cada vez más nutrida troupe de fans dispuestas a todo (que se lo digan a los Jonas Brothers). Y de todo eso ya han empezado a darse cuenta Álex, Keko, Marcos y Guille. O, lo que es lo mismo, Bromas Aparte.

Tienen esa estética de pantalones caídos, calzoncillos de fantasía a la vista y Converse All Star que abunda en los institutos. Tienen la edad de las primeras novias, los primeros afeitados y de empezar a marcar musculatura en esos torsos de hombre todavía a medio hacer. Tienen pinta de consumirse en sus primeras dudas trascendentales y de pasarse el día entre la Play y el teléfono móvil, pero estos cuatro chavales lo que están haciendo ahora mismo es soñar con llenar la sala Orange Arena y «acabar sudando» en el concierto con el que presentan mañana en Madrid su primer disco: Perdiendo el norte.

Aunque Keko Díaz parece que lleva la voz cantante (al fin y al cabo es el vocalista del grupo además de tocar la guitarra), es el bajista, Guillermo Sanz, quien tiene que vencer esa perezosa vergüenza adolescente para explicar que la idea de formar un grupo nació hace unos años en el garaje de Keko, «cuando nos juntamos a finales de un verano y empezamos a tocar con otros dos amigos canciones de los grupos que nos gustaban. Fuimos componiendo nuestros temas... y Marcos llegó después de grabar nuestra primera maqueta. Antes de grabar la segunda llegó Álex».

Las letras de sus canciones, esas que dicen «y quiero contarte que anhelo tu boca, que te necesito, que no puedo a solas, que no soy tan grande como te decía», «las escribo casi todas yo», dice Sanz, «llevo casi cuatro años escribiéndolas. Las saco de cosas que me pasan y que quiero contar». En realidad, casi todos los miembros de Bromas Aparte sienten esa necesidad de poner por escrito sus desgarradas experiencias juveniles, como Álex, que es autor de Al despertar y El final, y Marcos, que puso letra a Volvernos a encontrar. «Las músicas las componemos entre todos, pero yo también quiero ponerme a escribir alguna letra... pronto», comenta Keko, que está deseando probar sus alas también ante los versos.

De entrada no se les ha dado nada mal ponerle nombre al grupo (que fue bautizado así en honor a un entrenador de fútbol bastante bromista que tuvieron Guille y Keko) y al disco y diseñar la portada, que fue cosa del ocurrente Álex.

«Ya teníamos título y buscábamos una idea un poco loca, así es que se me ocurrió que podíamos posar desnudos... así, perdiendo el norte o, al menos, la ropa», comenta el único integrante del grupo (guitarra y coros) que ya es mayor de edad. Pero que no cunda el pánico, que no se les ve nada que no hayan enseñado antes en una piscina: «Al final decidimos salir tapados con un celo», explica Keko.

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