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Photoshop nos hace vivir en una gran mentira

Hay imágenes que velan más de mil retoques. Como las del artista estadounidense Danny Evans, todo un experto en edición fotográfica que, cansado ya del uso excesivo que hacen del Photoshop las celebrities, ha decidido tomarse la justicia por su mano y mostrar cómo, según él, serían esas estrellas sin las mejoras del ordenador. Y como sin exagerar es imposible llamar la atención, él lo ha hecho. Y mucho. "Empecé la colección The Planet Hiltron como reacción al aluvión de imágenes irreales a las que estamos sometidos cada día. Vivimos en una gran mentira", justifica a Magazine.

Para este gurú del retoque publicitario, la mejor manera de contrarrestar el lifting y las cirugías digitales no es otra sino aplicar un buen surtido de arrugas, patas de gallo y celulitis también por ordenador en lo que podríamos denominar un photoshop inverso. "Cuando vemos a Jennifer Aniston o Cameron Díaz con varios kilos de más, a Tom Cruise y Johnny Depp sudorosos y con papada o a una Madonna desfavorecida pero bienhallada en la América profunda, percibimos inmediatamente el engaño y, de alguna manera, nos ponemos alerta", señala el artista.

Con sus divertidos montajes, que le han valido la atención de medios de todo el mundo, Evans ha conseguido trivializar la prototípica apariencia de estrellas de cine, reinas del pop y hasta aspirantes a presidente de los Estados Unidos. "Si a la gente estas fotos les resultan graciosas, tal vez tendrían que prestar más atención a las vallas publicitarias y hasta a las noticias que salen en diarios y periódicos", advierte Evans. En efecto, el retoque digital es hoy capaz de cualquier cosa. Tanto, que usado en exceso es capaz de hacer desaparecer miembros, como recientemente le ha sucedido a la modelo Marisa Miller, a quien le ha desaparecido un brazo en una fotografía realizada para la marca Victoria's Secret.

La manipulación fotográfica no es, en cualquier caso, una práctica exclusiva de nuestros tiempos, ni es necesario un programa informático para realizarla. En las hemerotecas encontramos un retrato de Lincoln de 1869 colocado sobre el cuerpo de otro político de la época, una miniatura del inventor serbio Nikola Tesla (1856-1943) convenientemente incrustada entre los rayos de una jaula electrificada, el famoso discurso de Lenin frente al Teatro Bolshói de Moscú en 1920 del que ha desparecido Trotski o las sutiles correcciones de las instantáneas que prueban el encuentro de Franco con Hitler en Hendaya. En aquella ocasión solo se añadieron unos centímetros de altura al caudillo, se le abrieron los ojos en los momentos clave de la entente y se cambió la Cruz de Águila alemana que lucía en su uniforme por la más patriótica Medalla Militar Individual.

Sin embargo, en la actualidad las mutaciones son mucho más radicales y peligrosas: ombligos que desaparecen, pechos que crecen, manos sin dueño sobre el hombro de modelos y extrañas decapitaciones están a la orden del día. Todavía colea el penúltimo escándalo relacionado con el retoque digital, el caso de la esquelética modelo Karlie Kloss a la que recientemente se engordó digitalmente para la edición japonesa de la revista Número. La visión de su cuerpo al natural hubiese podido herir algunas sensibilidades dada su extrema delgadez.

La dimensión del problema la delata el hecho de que varios países estén empezando a generar leyes cuyo objetivo es proteger a sus ciudadanos de la irrealidad digital. Israel ha sido el primer país del mundo en aprobar una ley que prohíbe a los anunciantes utilizar imágenes de modelos cuyo índice de masa corporal sea inferior a 18,5, obligándolos a incluir un mensaje explícito en las fotos que hayan sido retocadas mediante cualquier software de edición y tratamiento de imágenes.

Danny Evans tiene en el Photoshop su más fiel aliado para desarrollar su trabajo, por eso asegura que "como profesional no puedo hablar más que maravillas de este programa informático. Pero todos debemos ser capaces de hacer autocrítica y reconocer que, en algunas ocasiones, se ha ido demasiado lejos". En cualquier caso, y como aquello del autocontrol es una práctica que no se estila demasiado hoy en día, algunos países, como el ya mencionado caso de Israel pero también Francia o Reino Unido, estudian aprobar leyes que marquen los límites, algo que en opinión de Evans podría estar bien "si con ellas se consigue paliar la publicidad engañosa".

En el país galo, donde la prestigiosa revista Paris Match hizo desaparecer los michelines del presidente Nicolas Sarkozy, llevan dos años pendientes de una ley que obligará también a los anunciantes a advertir de la manipulación de las imágenes. Su incumplimiento acarreará multas de hasta 37.500 euros o la confiscación del 50% de los ingresos generados por dicha publicidad. A la propuesta de los políticos franceses se sumaron algunas caras famosas, como Monica Bellucci o Eva Herzigova, quienes posaron ligeras de equipaje y sin un gramo (ni un pixel) de maquillaje en un número especial de la revista Elle, que junto a Vogue y Hola, ha reconocido en varias ocasiones los peligros del uso indebido del los programas de retoque digital.

"En un mundo donde la imagen es tan importante, somos varias generaciones las que hoy nos medimos y comparamos con cuerpos tan perfectos que casi son dibujos hiperrealistas", explica Carolina Larrañaga, coordinadora editorial de Trendencias Belleza, publicación online líder del sector en español. Larrañaga se refiere a cómo varias organizaciones en Estados Unidos proyectan solicitar la entrada en vigor de la denominada Ley de la Autoestima, que regulará el retoque digital de las fotos de los personajes públicos que aparezcan en revistas y anuncios más allá del control que ejerce ya la División Nacional de Publicidad. La siguiente pregunta que surge es obvia y la plantea el propio Danny Evans: "¿Se debe poner límites a la creatividad de los artistas? Pienso que no. Quizá porque tengo muy claro qué cosas yo no haría nunca con un programa de edición de imagen", defiende. Evidentemente, de aprobarse alguna de las leyes a las que hemos hecho referencia, las imágenes del propio Evans podrían considerarse... ilegales.

Para transformar a las decenas de celebridades que han caído en sus manos -Beyoncé, Brad Pitt, Angelina Jolie, Madonna, John Travolta, Nicole Kidman, el príncipe Guillermo y Kate Middleton...-, este fotógrafo combina imágenes de personas anónimas en situaciones cotidianas con los rostros de los famosos y las retoca para que parezcan lo más reales posible y podamos imaginar cómo podríamos percibirlos de no haber alcanzado la fama.

Para acabar con las discusiones en torno a los retoques, Kevin Connor, un exdirectivo de Adobe, ha desarrollado un software capaz de detectar los retoques digitales gracias a una serie de algoritmos de inteligencia artificial que contrasta los parámetros de la imagen con una base de datos de millones de fotografías. De momento, el programa, llamado FourMatch, no es capaz de especificar el tipo de modificación al que ha sido sometida la instantánea en cuestión, pero se ha convertido en una herramienta fundamental para algunos. "Nuestros clientes", afirma el propio Connor, "lo utilizan en procesos judiciales, para la verificación de imágenes por parte de los medios de comunicación, en importantes compraventas de mercancías a través de Internet... y la demanda sigue creciendo cada día", añade el inventor.

Claro que, para Danny Evans, no siempre es posible saber al 100% si la cámara miente. "Le podría dar una lista larga de efectos de luz y enfoques de cámara que no pueden ser detectados por ningún chivato informático. Claro que eso solo ayudaría a que la gente perdiera aún más la fe en los fotógrafos", concluye.

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