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Elle Fanning famosa gracias a Maléfica

La vida le sonríe a borbotones y a ella le cuesta mucho disimular la plenitud que le corre por dentro. Su sonrisa es casi permanente. Son solo 16 años, y de ahí la lozanía y la sinceridad con la que encara las preguntas, sin temor y deseando con todas sus fuerzas que esto que le está pasando le dure el resto de su vida. De momento lleva un mundo de ventaja con respecto a una legión de actores que daría cualquier cosa por haber conseguido alguno de los papeles por los que ha desfilado. Ella no lo entiende como algo excesivamente precoz o que esté yendo demasiado deprisa.

A Elle Fanning (Conyers, Georgia, 1998) le resulta natural y de momento no se plantea parar, como si fuera una especie de juego. Así podría considerarse de no ser porque la última escapada de su rutina colegial ha sido junto a Angelina Jolie, en una aventura, la de Maléfica –la última cinta de Disney–, que ha costado en torno a los 146 millones de euros. "Creo que sigo siendo una chica muy normal", razona desde un amplio sofá de la habitación del hotel Bel Air, uno de los más exclusivos de Los Ángeles. 

Allí se mudó con su familia y comenzó a trabajar a los dos años, en el papel de hermana pequeña de Dakota Fanning, su referente a la hora de decantarse por esta profesión ya que también es su hermana en la vida real. Desde entonces, no ha dejado de trabajar, compaginándolo con sus estudios en Campbell Hall. Aficionada al baloncesto, devota de Marilyn Monroe –la primera película que recuerda haber visto fue La tentación vive arriba, de Billy Wilder– e hija de deportistas profesionales, no cree que vaya a seguir sus pasos. Ahora, defendiendo el papel de bella durmiente en la cinta de Robert Stromberg, tiene claro que lo suyo es el mundo del espectáculo.

¿Hasta qué punto este papel es importante? ¿Le ha hecho crecer como actriz?

Elle Fanning fue muy especial porque cuando era pequeña la gente me preguntaba qué quería ser de mayor, y yo respondía que una princesa de Disney. Es fabuloso decir que lo he conseguido de alguna manera, llevando esos vestidos y pelucas. Además, La bella durmiente fue siempre mi cuento favorito. Me encantan los personajes.

¿Entonces no se lo pensó demasiado cuando le ofrecieron el papel?

No hubo nada que pensar. Estaba Angelina (Jolie). Solo con escuchar su nombre me volví loca.

Pero ya lleva unas cuantas películas con actores de mucha entidad. ¿Le impresionan todavía las grandes caras de la pantalla?

Aún me dejo impresionar, y con Angelina más. Había conocido a Brad (Pitt) pero a ella no. Tiene tal presencia que cuando entra en un cuarto todo el mundo la mira. Acapara la atención. En realidad, no sabía que me la iba a encontrar y cuando me crucé con ella me quedé de piedra. Pero fue muy cálida conmigo. Me dio un abrazo y me dijo que lo íbamos a pasar en grande rodando juntas.

Debe de estar aprendiendo a marchas forzadas.

Cada rodaje es diferente y te vas quedando con cosas de forma inconsciente, que se pegan a base de ver trabajar a otros actores.

¿Con qué se queda de Angelina Jolie?

Su enfoque consiste en conocer a todo el mundo con quien trabaja, y eso me interesó. Fue muy meticulosa a la hora de elegir los vestidos para clavar el personaje, teniendo en cuenta que es muy popular. No quería defraudar.

Sacando la cuenta, lleva ya 27 películas. ¿No tiene la sensación de estar corriendo demasiado?

Para nada, más bien la de ir paso a paso. Ahora estoy haciendo la promoción de cada película y continúa siendo emocionante. Continúo en el colegio pero me tomo dos meses para participar en el proceso.

¿Se considera una chica normal para su edad?

Siento que mis películas son como actividades extraescolares. Pero el resto del tiempo mantengo la normalidad: me quedo a dormir en casa de mis amigas, preparo la fiesta de graduación y hago las mismas cosas que las jóvenes de mi edad. No creo haberme saltado nada importante.

¿Le afecta la fama?

Viene con la profesión, pero hasta ahora no se me ha ido de las manos ni se ha vuelto una locura. Es cierto que la gente me reconoce por la calle, pero es algo que tengo controlado. De momento resulta perfecto.

En su biografía dice que hizo su primera película con dos años. ¿Qué recuerda de aquellos comienzos?

Del rodaje de la primera cinta en la que trabajé con mi hermana mayor, nada. Sí me acuerdo de lo que hice con cuatro años, Daddy Day Care.

¿Qué importancia le atribuye a su hermana Dakota a la hora de haberse decantado por la carrera de actriz?

Ha tenido una influencia monumental en mi carrera. Como ella empezó antes me enseñó el camino y me hizo probarlo. A lo mejor hubiera sucedido de todas formas, pero creo que innegablemente me abrió las puertas. En cualquier caso, es muy agradable que nos dediquemos a lo mismo y que las dos sepamos lo que estamos haciendo. Tenemos el lenguaje de los rodajes incorporado al sistema.

¿Le consulta a la hora de elegir uno u otro papel?

Nunca hablamos de nuestras películas. Somos muy independientes en lo que hacemos, nos apoyamos la una a la otra, pero sin cruzarnos.

¿Le preocupa el efecto Macaulay Culkin, la transición de la niñez a la madurez como actriz?

No demasiado. Siento que según voy creciendo van cambiando los papeles que me ofrecen, eso es todo. Jamás pienso en quedarme por el camino. Tengo claro que quiero probar de todo, meterme en la mayor cantidad de personajes posible, con la vista puesta también en dirigir y escribir mis propios guiones.

¿Qué clase de actriz le gustaría ser en el futuro?

Con suerte espero tener una carrera larga y respetada. Y hacer cine el resto de mi vida.

¿A quién sigue los pasos ahora?

No hay nadie al que haya admirado a ultranza, viendo cada una de sus películas, pero si tuviera que decantarme por una actriz ahora mismo lo haría por Cate Blanchett, que es maravillosa. Tener una carrera como la suya sería un sueño. Es curioso, porque he rodado dos películas con ella [Babel y El curioso caso de Benjamin Button], pero nunca hemos coincidido. Me gustaría tener la oportunidad algún día.

¿Había un plan B en su esquema de no haber salido bien lo de la interpretación?

Esto es para mí, no hay más. Quizá dedicarme al ballet, aunque debería haberlo dejado todo para conseguirlo.

Para terminar, una confesión: ¿sintió miedo al trabajar junto a Angelina Jolie vestida de riguroso negro?

Todas mis escenas en esta película fueron con ella, así que acabé por acostumbrarme. Con la primera me puse un poco nerviosa, aunque ella me calmó y creó una atmósfera de trabajo agradable. Además, si te equivocas siempre puedes hacerlo de nuevo. No es como en el teatro. Eso sí que da miedo.

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