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La casa de Blade Runner está maldita

Qué mala vida llevaba el agente Rick Deckard (Harrison Ford) en Blade Runner. Mal comido, mal afeitado, mal querido... y empadronado en un cuchitril oscuro y sucio de Los Ángeles, 2019. La replicante Rachael (Sean Young) le visitaba con los labios bien pintados, pero, ay, el apartamento estaba hecho un asco y, quizá por eso, la tensión sexual terminó por irse al garete. Quizá eso fuera lo mejor, Rick.

Aunque para mala vida, la de la residencia de Deckard, que, sí, era oscura y estaba en ruinas, pero no era ningún cuchitril. Ni siquiera un apartamento.

Al contrario, Ennis House, escenario expresionista de Blade Runner, es el inmueble más noble de la Glendower Avenue de Los Ángeles. Frank Lloyd Wright hizo el proyecto en 1924 y su hijo Lloyd dirigió las obras. Y cuidado porque la casa es un hito muy singular dentro de la carrera de FLW: hormigón labrado, volúmenes cortados brutalmente, inspiración neomaya (sí, existió una corriente neomaya)... Una joya.

Y sin embargo, la Ennis House languidece. Salió malherida de un terremoto que sacudió California en 1994 y se quedó en coma después de las lluvias del invierno de 2004-2005.

Tan grave es el estado de casa que su propietaria, una fundación creada específicamente para su conservación, ha tirado la toallla. Su presidente, Frank De Meo, reconoce que están buscando un nuevo dueño que se comprometa a reparar la casa porque ellos no pueden con la cuenta. Echen cuentas: cinco millones de dólares necesarios para salvar los cimientos y 10 millones más para restaurar las fachadas (los bloques de cemento están muy deteriorados) y el interior de la casa.

Un dineral. Considerando estas pegas, la Fundación, que recibió la casa en donación, la sacó al mercado con un precio especial: 15 millones de dólares, necesarios para liquidar las deudas en las que ha incurrido la institución durante sus últimos años de desvelos. Quince millones de dólares es mucho dinero, sí, pero tampoco tanto para una casa única, con una historia especial.

Especialísima historia, ya que no sólo Blade Runner se rodó en la Ennis House; las series Twin Peaks y Buffy Cazavampiros y las películas The Rocketer y Black rain, entre otras, también pasaron por el muy fotogénico y misterioso inmueble. Al fin y al cabo, Hollywood está a tres kilómetros.

Y, sin embargo... No hay quien venda la Ennis House. Ni siquiera la casa de subastas Christie's, que se hizo cargo de la operación a través una filial inmobiliaria, encuentra un comprador sensible, decidido a cuidar la casa y dispuesto a pagar una millonada para mantenerla en pie.

Así que la Fundación ha tenido que bajar el precio de la casa y ya se da por satisfecha si saca siete millones de dólares. Además, para salvar los muebles, la Fundación trata de implicar a la nobleza de Hollywood en la operación. Y así, Diane Keaton se ha comprometido a buscar un comprador en cualquier lobby que pise.

Incluso el nieto de Frank Lloyd Wright, Eric Lloyd Wright, dice que apoya la decisión de la Fundación y que los descendientes del arquitecto estarán encantados si una familia vuelve a habitar la Ennis House.

Lo que no menciona el nieto del arquitecto es que uno de los problemas de la casa es que el grado de protección histórico-artística de la que disfruta se ha convertido en un problema. Nadie quiere entrar a vivir en una mansión de casi 80 años en la que no se puede tirar un solo tabique ni renovar un baño.

Por eso, el pobre Rick vivía tan mal en Blade Runner.

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