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La infancia de Bond fue traumática

Los padres de Bond, de clase social acomodada, murieron en un accidente de montaña cuando era niño. Entonces quedó a cargo de una tía, que muere también algunos años después. "La infancia de Bond es traumática, llena de pérdidas violentas y repentinas, seguida de una educación exigente, con normas y disciplina, donde el afecto queda desalojado. Sin embargo, esas pérdidas traumáticas esenciales subyacen con toda su carga de dolor y rabia, y salen a la superficie en un 007 omnipotente, controlador, seductor y hasta legitimado con una licencia para matar", aclara la psicoanalista Aurora Dezcallar. 

Por su parte, Rosa Martín, experta en tratamiento de patologías mentales y del comportamiento, considera que "Bond ha sido entrenado aprovechando su parte obsesiva en detrimento de la introspectiva, para ejecutar y estar en guardia constantemente. Su drama personal no lo ha convertido en patológico sino en operativo para su trabajo y la sociedad".

La esmerada educación que James recibió de su tía hizo que consiguiera entrar en prestigiosas escuelas donde destacó como atleta. Más tarde ingresó en la Marina y, concluida la Segunda Guerra Mundial, ostentaba el título de comandante. Gracias a sus logros terminó convirtiéndose en el agente estrella del Ministerio de Defensa

Por desgracia sus padres no estaban ahí para aplaudirle. Tampoco su padre literario, Ian Fleming (1908-1964) pudo disfrutar plenamente del apabullante éxito cinematográfico de su criatura, pues murió cuando el James de celuloide contaba apenas dos años de edad. El de papel, de 11 años (la primera novela de la saga, Casino Royale, se publicó en 1953), tuvo tiempo sin embargo de darle grandes satisfacciones. 

A la muerte de Fleming, y vendidos 25 millones de ejemplares de los 13 volúmenes de Bond. Su éxito en Estados Unidos fue estrepitoso: mientras la CIA intentaba sin éxito imitar las fantásticos artefactos inventados por el escritor en sus historias, el presidente Kennedy declaraba que tenía siempre sobre la mesilla de noche un libro de Fleming y que Desde Rusia con amor era una de las 10 obras que salvaría del desastre atómico. En 1963 la importancia del autor era tal que se convirtió en su propio editor y tenía una de sus residencias frente al palacio de Buckingham.

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