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Banderas en vaqueros y con un Versace rojo

En vaqueros, con un polo de Versace rojo y botas camperas, muy delgado y relajado, Antonio Banderas recibió esta semana a la prensa internacional en el lujoso hotel Four Seasons de Beverly Hills, Los Angeles. Ante un café negro y una cajetilla de Camel Light, Banderas desplegó encanto y pasión a la hora de hablar de su nueva película, La máscara del Zorro, un vehículo estelar que lo convierte en el primer actor de acción hispano del cine norteamericano y que supone su regreso a las pantallas tras Evita, el filme que le valió una candidatura al Globo de Oro y al que considera un «giro radical y definitivo» en su carrera.

«El Zorro con el que yo crecí fue el de la serie de televisión de Disney, que protagonizaba Guy Williams. Me acuerdo perfectamente, jugando con mis amigos en Málaga, cuando éramos unos chavalillos, con bigotes pintados y pretendiendo duelos a espada», recordó en el perfectísimo inglés que ha desarrollado durante los siete años que dura ya su aventura norteamericana, durante la que ha conseguido conquistas profesionales jamás alcanzadas antes por un actor español en Hollywood.

Eso llevó a Steven Spielberg a considerarlo el actor idóneo para protagonizar una película de aventuras, romance, acción y duelos basada en el personaje camp de El Zorro, un protagonista de novela pulp creado en 1919 por Johnston McCulley y que han inmortalizado en el cine Douglas Fairbanks, Tyrone Power y Alain Delon.

Una notable herencia que confiesa no haberle pesado. «Creo que mi personaje está más cerca del de Fairbanks en su fisicidad y humor. Hay algo también del de Power, en el romance. Y si hay algo mío, una aportación personal que he hecho, está el aspecto de su compromiso con los más débiles, oprimidos y desfavorecidos de la sociedad».

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