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Romería de goles

Nueve goles se llevaron los austríacos del Swarovski de Tirol ante el Real Madrid y pudieron ser más, aunque justo es decirlo, los centroeuropeos merecieron alguno más a favor. Es muy difícil hacer un análisis de un partido con semejante resultado desde el punto de vista táctico y sin embargo creo que hay algunos aspectos que lo merecen y se pueden destacar. El primero, la tremenda eficacia demostrada por el equipo blanco, precisamente en los momentos en que se dudaba de esa virtud que siempre había caracterizado al actual campeón de Liga.

Los tres primeros ataques fueron tres goles y al cuarto de hora de partido el marcador, ya reflejaba un inusual 3-1. El segundo aspecto es la debilidad defensiva del Real Madrid en comparación con otras temporadas. Los delanteros austriacos perdonaron muchas oportunidades de gol ante Buyo y jugaron con excesiva soltura en la frontal del área española. Gorosito se movía con excesiva comodidad y es de destacar que mientras el Madrid llevaba tres goles de ventaja, los de Happel ya habían fallado otras tantas oportunidades y otro dato curioso, hasta el momento del 3 a 1 el Madrid había cometido siete faltas por dos del Swarovski. Y eran locales.

Me sorprendió Happel con un planteamiento muy valiente, queriéndole jugar al Real Madrid de tú a tú y con una gran relajación en los marcajes, salvo el de Linzmaier sobre Hagi. Los errores defensivos fueron de principiantes y Hugo, con Butragueño, no perdonó, en un festival de goles que necesitaban con urgencia para curar las heridas abiertas con los malos resultados en la Liga española. Toshack se mantuvo fiel a su sistema, pasando a Chendo una vez más a marcador central y jugando con Solana y Aragón en los carriles.

Los austríacos comenzaron bien en ataque, porque estos dos hombres tienen menos recorrido defensivo que Chendo y Gordillo y siempre había dos rivales muy abiertos buscando sus espaldas. Pero a su vez, esta disposición debilitaba la parte defensiva, con una línea muy adelantada y enormes pasillos para las intenciones ofensivas del Madrid. Así, fueron cayendo los goles, los blancos se sintieron a gusto y los tiroleses a pesar de los gallos siguieron cantando sin perder la compostura deportiva -la táctica ya la habían perdido en el descanso. En el Bernabéu hubo una romería de goles que alegrará sin duda a un equipo, que si no triste, al menos estaba muy preocupado.

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