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Los estudiantes en la zona maldita

Estudiantes demostró ayer que su único mal heredado de anteriores legislaturas, el ataque contra zona, aún no ha sido resuelto totalmente. El rival de turno, BBV, que la practicó con talento, venció 88-86, tras una prórroga «arrancada» por la valentía de Antúnez. En Gerona, el Real Madrid ganó en los últimos segundos a un Valvi que completó una actuación más que aceptable.

En Madrid, Estudiantes rara vez estuvo por delante en el marcador de un encuentro cuyo ritmo lo marcó el BBV. Varias cosas quedaron claras en los locales: el ya citado mal ataque contra zona, y que si Winslow es bien marcado y Pinone no responde o viceversa, nadie asume la responsabilidad de anotar. Sin puntos, claro, no se gana. Si a ello unimos el espléndido día de Schlegel, los oportunos triples de Carlos Gil y los puntos, «barriendo» la zona, de Berwald (19), se explica que la lesión de Ruiz Paz en el minuto ocho no se acusara por los de Villalba, y que Estudiantes fuera siempre contracorriente.

Winslow y Pinone hicieron un mal primer tiempo, salvo que el primero lo enmendó con jugadas de libro en la segunda parte. Casado supo pararlo pese a que el alero se «marchó» hasta los 30 puntos. Gorroño fue el «culpable». Pinone era bien cerrado con una zona maldita, tan sencilla como efectiva, del BBV (buen planteamiento el del banco serrano). Como los triples de Antúnez (1/6) y Herreros (0/4) no entraban, la zona se convertía en «irrompible». Aún así, Estudiantes corría y corría, mientras que Gil paraba y paraba el ritmo. Al galope gana Estudiantes y Casado lo sabe. Carlos Gil hacía caso de su técnico y retardaba todos los ataques.

Aseguraba cada jugada. Sólo en una ocasión (65-57, minuto 30) parecía que Estudiantes se iba. Un espejismo. BBV, a lo suyo, se adueñó del «tempo» y ni Antúnez ni Azofra pudieron evitarlo. Schlegel, con 34 puntos, observado por Javier Casero desde la grada, volvió a dejar claro lo que decía el hoy técnico del Fórum: «Mike es el americano del Madrid». No lo es, pero por su calidad pudiera serlo. Estudiantes falló demasido en el tiro. Sus «cañoneros» nacionales no acertaron y Pinone no pudo arreglarlo con sus garras. Al «Oso» le fallaron las uñas. La sesión de manicura zonal del BBV le puso el cierre hasta el lunes, y ayer, claro, era festivo.

El Real Madrid venció al Valvi en Gerona (105103) en los últimos instantes. Biriukov, con una canasta sobre la sirena, fue el artífice del triunfo del equipo de George Karl. Hasta ese momento, el Madrid había dominado con ventajas de entre siete y diez puntos, pero Pardo, el rebelde de Julbe, anotó cuanto le llegaba a sus manos. Karl intentó frenarle con Llorente en los últimos minutos, cuando el jugador de Valvi estuvo más inspirado, pero Jordi (31 puntos) tuvo su día. Habrá que seguir de cerca a este jugador si continúa con ese desparpajo tirando y asumiendo el mando de las acciones ofensivas. Antonio Martín realizó un partido impecable, posiblemente el más serio de esta temporada.

Anotó y reboteó con una seguridad en sus fuerzas que puede y debe mantener. Biriukov, abrazado al final por Karl, no olvidó que tiene una muñeca que sirve para decidir desde 6,25 y desde donde apetezca. George Karl habrá quedado contento con el resultado, pero no con la defensa de los suyos. El técnico, sabido es, exige y exige. Dada la ausencia de Fernando Martín, las molestias de McDonald, y la conocida baja de Villalobos, existen más motivos para la sastisfacción que para el enfado. «Pero hay que aplicarse», podría decir el mismísimo Karl, no sin razón. Con todo, el Real Madrid sigue tras la estela de un Caja de Ronda que continúa sin perder con un incuestionable mérito de Pesquera y su «cinco». El teórico mejor sexto jugador de la Liga no saldrá de este equipo, no le dará tiempo.

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