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La sonda Ulises ya va por el polo sur del Sol

Ocurrió el pasado martes día 13 entre las 12 y las 13 horas, según el horario continental europeo. Un ingenio humano, la sonda Ulises, se situó en 80 grados, 2 minutos latitud sur del Sol. Esto es, lo más próximo al polo sur que ha estado la Humanidad.

Ayer, en el Centro Tecnológico de la Agencia Espacial Europea (ESTEC) apenas se habló de ello. Hubo incluso que pedir confirmación de la fecha prevista y hora precisa. Los científicos contaban con ello y con la puntualidad del viajero Ulises que ha hecho 2.000 millones de km. desde su lanzamiento el 6 de octubre del 90. Para ellos, este detalle era tan poco importante como un vulgar récord deportivo.

La reunión informativa de la sede de ESTEC en Noordwijk (Holanda) estaba enfocada no a celebrar que hemos llegado allí sino a contar (algo) de lo que Ulises ha visto y transmitido.

Sinopsis: Ulises certifica la existencia de dos tipos de vientos solares, revela novedades sorprendentes en el campo magnético solar y descubre que el «embudo» de rayos cósmicos sobre los polos solares no es tal.

Antes de hablar de ello vamos a presentar a nuestro viajero. Ulises no es el ingenio humano que más se ha alejado de la Tierra. No hay récord por este lado.

EL PLANO ECLIPTICO.- Sin embargo, ha logrado algo más importante en su viaje espacial: navegar fuera del plano eclíptico en el que se inscribe el movimiento de traslación de los planetas. Para ello, se dirigió primero hacia Júpiter, para catapultándose en la gran fuerza gravitatoria de ese gigante, navegar hacia la perpendicular del polo sur solar donde ahora se encuentra.

Nuestro enviado espacial es hijo de la Agencia Espacial Europea y de la NASA americana que se han repartido su construcción, las funciones, y el presupuesto (casi 17.000 millones de pesetas hasta 1995). Pesa 370 kilos, navega a 11,4 km por segundo y transmite 60 millones de informaciones diarias que son recibidas durante 8 horas diarias por las estaciones de seguimiento de la NASA. Fueron también los yanquis quienes lo llevaron al espacio en las bodegas del Discovery.

La aportación española se concreta en una de las antenas de siete metros y en el brazo desplegable que lleva uno de los 2 magnetómetros. Son «made in» Sener, la firma vizcaína de ingeniería.

Esta semana, en esta localidad ventosa de la costa holandesa, científicos de varias nacionalidades -ninguno español- han trabajado poniendo en común sus conocimientos a la luz de los nuevos datos transmitidos por Ulises.

Las presentaciones de ayer hablaron de los largos años de dificultades políticas para poner en marcha el proyecto y del buen entendimiento entre científicos de ambos lados del Atlántico. Luego vinieron las revelaciones. EL MUNDO contó con la colaboración paciente de Peter Wenzel, jefe de la división Sistema solar de la ESA, para «interpretar» las novedades.

Primera novedad. Hay dos clases de viento solar. Hasta ahora se sospechaba pero ahora Ulises lo ha confirmado. Estos vientos están compuestos de hidrógeno y helio, algo que también era conocido. Ulises ha descubierto que en el viento solar rápido existen elementos más pesados como magnesio y hierro en sus formas gaseosas.

Este viento rápido, según Ulises, circula a 775 km por segundo, casi el doble que el llamado viento lento que lo hace «sólo» a unos 400 km por segundo. Además, el viento rápido que se origina en los polos sigue trayectorias más sencillas que el lento, de procedencia ecuatorial.

La clave está en las diferencias de temperaturas en sus zonas de origen. El viento rápido procede los polos que están mucho más «fríos» (un millón de grados) que la zona ecuatorial, dos millones de grados.

Bien, ¿y esto qué significa? Debe usted saber -contesta el experto- que el viento solar afecta a la Tierra. En dos palabras, el campo magnético de la Tierra es un «escudo» para el viento solar. Cuando éste sopla más fuerte, se reduce. Esto supone cambios en la ionosfera lo que, a su vez, perturba las comunicaciones por radio. También afecta a las centrales eléctricas próximas al polo norte magnético, por ejemplo, las de Canadá.

UN LARGO VIAJE.- Y, bastante más, a los viajes espaciales. Así que los avances que, a partir del Ulises, pueda hacer el hombre en el sentido de predecir qué hace el Sol, serán una de las consecuencias prácticas de este largo viaje.

Segunda novedad. El campo magnético solar no es lo que parecía. Es más débil de lo previsto en los polos y presenta ondas contínuas y de periodo largo. Lo siento, no hay explicación; los científicos no saben qué significa esto. Esperan que el paso de Ulises cerca del polo norte solar, previsto para el año que viene, les ayude a comprender el fenómeno.

Para hacernos una idea de la importancia que tiene esto conviene explicar que el campo magnético del Sol cambia cada 11 años (el de la Tierra, cada mucho más, un millón de años, por ejemplo). Los científicos no saben porqué. Lo que sí parece es que éste cambio causa los cambios de temperatura de nuestra estrella, lo que, a su vez, motiva los cambios de vientos.

Por ahí van a ir los tiros de las próximas «pasadas» de Ulises. Tercera novedad. El «embudo» (funnel) de rayos cósmicos de los polos solares no es tal. Es decir, las regiones polares de la heliosfera están mejor protegidas de lo esperado contra los rayos cósmicos.

Traducción. La Tierra tiene un diámetro de 12.000 kilómetros y un campo magnético de 60.000 kms. El Sol mide un millón y medio de diámetro y su campo magnético debe de tener un final que podemos situar en mil millones de kms. Heliosfera es el área de influencia del viento solar.

Hasta ahora, siguiendo probablemente el modelo terrestre, se suponía que había un «embudo» sobre los polos solares que permitía el acceso de los rayos cósmicos, esto es de iones con una energía un millón de veces mayor que el viento solar y que viajan mil veces más rápido que dicho viento. Estos rayos proceden, por ejemplo, de las supernovas. Ulises ha dicho que las regiones polares tienen mejor protección de lo esperado. Y conviene fiarse de alguien que transmite tal volumen de información.

Ulises ha viajado mucho pero no está cansado. El año que viene pasará cerca de la vertical del polo norte solar. Su misión termina ahí aunque los científicos buscan prolongarla. El problema no es la sonda espacial en sí misma sino mantener activos los equipos técnicos y humanos que interpretan en la Tierra sus noticias. Hasta ahora, las principales novedades proceden de que hemos sacado una foto al Sol desde un plano distinto, desde el polo sur, fuera del plano eclíptico. El siguiente paso consiste en fotografiarlo en otro momento. Por ejemplo en el 2000 y en 2001 cuando Ulises puede darse otras pasadas por el polo norte y el polo sur solares, respectivamente. ¿Por qué? Porque ese Sol será muy diferente al de hoy, según Peter Wenzel.

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