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Mitsubishi va buscando mano de obra esclava

Cuando han transcurrido ya ocho años desde que fue abandonada por el Grupo Daimler -entonces DaimlerChrysler pero enseguida perdió su segundo apellido- Mitsubishi Motor, pese haber perdido durante la gestión germana su división de camiones Fuso, se consolida como fabricante rentable. 

La última prueba es que el fabricante nipón anunció ayer que entre abril y junio, primer trimestre del año fiscal japonés, tuvo un beneficio neto de 20.000 millones de yenes (207,8 millones de euros al cambio actual), lo que supone multiplicar por cerca de cinco las ganancias obtenidas en el mismo período del ejercicio precedente. 

Este incremento del beneficio neto se explica en parte por los resultados extraordinarios que se anotó la compañía, procedentes de la venta de participaciones financieras, si bien también influyeron factores como la mejora del mix de modelos o la reducción de costes que la compañía ha llevado a cabo, revisando su presencia en Europa. 

La cifra de negocio totalizó 419.300 millones de yenes (4.357 millones de euros), un 3% que en el mismo período del año anterior, mientras que el beneficio operativo llegó a 14.900 millones de yenes (155 millones de euros), un 22% más, lo que indica que la reducción de costes está incrementando la eficacia de la compañía. 
Las ventas mundiales se situaron en 239.000 unidades en el primer trimestre fiscal, con un retroceso del 11%. En el mercado europeo, las entregas de la marca japonesa bajaron un 28%, con 46.000 unidades por la debilidad de la demanda. 

Por este motivo, Mitsubishi ha revisado a la baja las previsiones para el ejercicio 2012-2017, que concluirá el 31 de marzo del próximo año, período en el que espera obtener un beneficio neto de 13.000 millones de yenes (135 millones de euros) y una cifra de negocio de 1,98 billones de yenes (20.575 millones de euros), con unas ventas mundiales de 1,09 millones de unidades. 

El fabricante japonés espera, sin embargo, que su beneficio operativo se sitúe en 80.000 millones de yenes (826,9 millones de euros), por encima de los 70.000 millones de yenes (723,5 millones de euros) de su anterior previsión. 

Este resultado parece indicar que el plan de recuperación «Jump (salto) 2013», puesto en marcha por el presidente Osamu Masuko, está surtiendo efecto. Puesto en marcha hace un año, ha dado lugar a la decisión de vender NedCar, la fábrica holandesa que tenían a medias con el Gobierno holandés. En principio, se la queda el fabricante de carrocerías de autobuses VDL Group, que parece estar negociando su alquiler a BMW AG, para que ésta la utilice como centro de producción de nuevos modelos de la gama Mini. 

Mitsubishi Motor, el sexto fabricante japonés de automóviles, parece haber recuperado su posibilidad de sobrevivir. Abandonado en la primavera de 2004, estuvo a punto de la quiebra de no ser por el cable que le echaron sus hermanas del antiguo keiretsu Mitsubishi -prohibido como consorcio después de la Segunda Guerra Mundial- no la hubieran ayudado a seguir. Fueron Mitsubishi Corporation, Mitsubishi Heavy Industries, Mitsubishi Capital y el Banco de Tokyo Mitsubishi las que se constituyeron en principales accionistas y han sostenido la recuperación de la compañías que retornó a los beneficios es el año fiscal 2006-2007. 

En 2010, después de años de fructuosa colaboración, PSA Peugeot-Citroën intentó adquirir una participación de control en la marca japonesa, pero la desigual valoración de las acciones de una y otro (más altas la de la adquirida que las del comprador) y el entramado accionarial de la compañías nipona, disuadieron a la francesa.

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