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Volvo bajo el control de China

El año 2017 ha sido el primero de Volvo Car bajo el control del consorcio chino encabezado por el fabricante de aquel país Zhejiang Geely, que completó su compra a Ford en agosto de 2010 por 1.800 millones de dólares. 

Stefan Jacoby, que a finales de ese mismo año abandonó Volkswagen para asumir la presidencia de la compañía sueca en esta nueva etapa, explicó mientras presentaba el futuro modelo V40, que «seguimos siendo una compañía con objetivos globales, hasta el punto que en China somos considerados como una compañía extranjera. Pero, evidentemente, vamos a aprovechar las oportunidades que en China nos da nuestro accionista principal, Geely». Este fabricante tiene el 51% de la marca sueca, mientras que el resto del capital está en manos de los gobiernos de las provincias de Daqing y Jiading. 

Volvo y Geely han creado una empresa mixta para construir la primera de las dos fábricas que se han previsto en China, en la provincia de Chengdu. La segunda planta prevista debería construirse en 2015, dos años después de la primera. Al mismo tiempo, se está buscando una ubicación para construir también una factoría más en Estados Unidos, a fin de evitar la exposición a las variaciones de la tasa de cambio. En Europa, anunciado ya el cierre de la pequeña planta de Uddevalla (Suecia), Volvo mantendrá la de Toslanda, en Suecia, y la de Gante, en Bélgica. Por el momento, estas dos instalaciones concentran casi la totalidad de la producción de la marca. En Toslanda, se construyen los coches grandes, en Gante, los pequeños, incluido el nuevo V40. 

Para poder asumir la construcción de estas nuevas plantas, Jacoby ha anunciado un plan de inversiones por valor de 11.000 millones de dólares (8.730 millones de euros) a lo largo de los próximos cinco años. En este tiempo, la plantilla se incrementará en unas 11.000 personas, la mayoría de ellas en China. 
Con estos nuevos centros de producción, Jacoby estima poder doblar sus ventas actuales hasta alcanzar las 800.000 unidades al año, 200.000 de ellas en China. En 2010, Volvo vendió 374.000 unidades. En los tres primeros trimestres de 2011 sus ventas se elevaron un 22,5% hasta las 334.000 unidades, por lo que se estima que el año se habrá cerrado rondando las 400.000 unidades, objetivo previsto para 2012. 

El crecimiento se generará sobre todo en China, India y América Latina, pero Jacoby lo espera también de Norteamérica y de Europa en donde supone que antes de 2020, el mercado se recupere hasta los 15 o 16 millones de unidades. 

En términos económicos, después de que en los últimos años bajo la gestión de Ford las pérdidas se acumularon -en 2008 tuvo un déficit de 1.388 millones de dólares y un año después de 653 millones- en 2010 ganó 369 millones y en 2011, pese a un pinchazo en el tercer trimestre debido a la adversa paridad de la corona con las demás monedas, Jacoby ha anunciado que los beneficios serán importantes. 

En lo que al producto se refiere, se introduce ahora un nuevo V40, del que derivarán más variantes. Y se desarrolla una nueva plataforma en la que se pueda basar la futura gama de coches más grandes. Volvo seguirá trabajando en coche eléctricos e híbridos, en colaboración con la alemana Siemens. Ha comenzado ya las entregas del C30 eléctrico y se prepara para introducir el primer híbrido diésel-eléctrico. Podrá recorrer 50 kilómetros en modo eléctrico y consumirá 1,9 litros a los 100 kilómetros en combinado.

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