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Ya pueden mear los taxistas sin mascarilla

«¡Ponte una mascarilla antes de entrar!». La advertencia llega desde la fila de taxis que esperan su turno para poder recoger viajeros de los que llegan a la T-4 de Barajas y va dirigida al osado fotógrafo que pretende acceder a uno de los tres inodoros destinados a que los conductores hagan sus necesidades: a uno no se puede pasar porque está en obras, otro se encuentra directamente clausurado y el tercero, al que se disponía a entrar el compañero de la prensa cuando recibió el aviso, presenta el aspecto que se puede apreciar imagen inferior de este artículo. 

Mientras la cámara suelta sus destellos, el reportero gráfico, intentando contener la respiración a duras penas, comenta: «La pena es que no se pueda captar el olor». Porque la palabra que describe la intensidad de esa concentración de orines probablemente aún no se ha inventado. 

Si plantearse una evacuación de vejiga en estos urinarios es un dilema de lo más intrincado, los taxistas habituales de la Terminal 1 del aeropuerto, en cambio, estaban ayer de estreno. Después de permanecer oficialmente cerrada cuando el pasado mes de febrero los inspectores de Sanidad de la Comunidad de Madrid constataron que «no reunía las mínimas condiciones higiénicas y de salubridad» y tras una somera reforma, la caseta en la que hacen sus necesidades fisiológicas volvió a estar operativa. 

Y en lugar de a pis a lo que olía en este otro cuarto de retretes era a pintura. «Eso es todo lo que han hecho, darle una capa y cambiar algunos azulejos, pero por lo menos lo han adecentado un poco, porque antes era una vergüenza», observaba uno de los 500 conductores que, de media, pasan por ese punto cada hora. 

La Asociación Gremial de Auto-Taxi y la Federación Profesional (las dos organizaciones de referencia del gremio en la región) firmaron el mes pasado un acuerdo con el director general de Sostenibilidad y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Javier Rubio, y con el director adjunto de Aena, José Sanz Dodero, para la realización de los trabajos de reparación necesarios de los servicios que utilizan los trabajadores en Barajas. 
La «situación insostenible», como la calificaron los representantes del sector, era tal que hasta el portavoz de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) en el Consistorio de la capital, Jaime Berenguer, llevó el asunto a la comisión del ramo. Allí exigió que se garantizaran las condiciones higiénicas de los aseos que usan los taxistas porque, textualmente, dijo que daban «asco». «¿Cómo es posible que se permita que trabajen en estas condiciones?», se preguntó el edil. 

«Estamos muy agradecidos por la buena voluntad y la colaboración que nos ha ofrecido Aena para poder solucionar este problema», aseguraba ayer Ángel Julio Mejía, delegado de Paradas de la Asociación Gremial de Auto-Taxi Madrid, junto a los remozados servicios de la T-1. Según explicó, a partir de ahora permanecerán cerrados desde la una hasta las seis de la mañana para evitar actos de vandalismo nocturno como los que dejaron las instalaciones sin lámparas, tubos de pvc y hasta enchufes de pared. 

Ayer por la mañana todavía faltaban algunos detalles para que esos aseos reinaugurados dieran la impresión de que el trabajo estaba completamente rematado, como los pomos de alguna de las puertas. Por lo menos, los desagües no parecían estar atrancados, tal y como recuerdan algunos de sus usuarios el estado de las cañerías previo a la reforma. 

La peor parte de este periodo en el que no se han podido utilizar los servicios para taxistas de la Terminal 1 se la han llevado las mujeres, cada vez con más presencia en este gremio eminentemente masculino, para quienes la opción de aliviar sus necesidades al aire libre no resultaba del todo viable. 

La de entrar dentro de las instalaciones del propio aeropuerto tampoco es factible porque la fila que deben formar los vehículos a la espera de recoger pasajeros avanza constantemente y no permite la opción de abandonarlos durante el tiempo necesario para acudir a un cuarto de baño relativamente alejado, según señala el delegado de Paradas de la Asociación Gremial. 

Los representantes del sector del taxi se han comprometido a realizar las campañas necesarias de «sensibilización» entre sus socios para que «cumplan los requisitos exigidos por las autoridades que garanticen el uso correcto de las instalaciones» y evitar que vuelvan a deteriorarse. Además de las obras en uno de los urinarios de la T-4, se está haciendo lo propio en otro de los que comparten la T-2 y la T-3. 
Ahora el siguiente objetivo es conseguir que los taxistas que trabajan en la estación de Atocha puedan tener acceso a los cuartos de baño que utilizan los conductores de los autobuses.

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