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Doce maneras de lucir un escote

Y es que la crítica (o la ausencia de la crítica; que ese es el verdadero debate) - ha estado muy desconcertada con Celaya, con la obra de Celaya. en 1982, Celaya daba a conocer un libro fundamental, Penúltimos poemas. contenía un prólogo, «Hacia una poesía órfica», en el que planteaba un mensaje coincidente, ya repetido por Celaya anteriormente: «Nadie es nadie». 

Ya en 1978, en su Poemas órficos adelantaba Celaya ese sentimiento oceánico, que no era cosa nueva en él. Sino que arrancaba como tantas cosas en Celaya, desde la primera juventud, allá por 1930. 

El despiste de la crítica se agrandó con la aparición de otro poemario -Cantos y mitos (1984), en una línea contigüa y consecuente con el anterior libro, pero cuando la crítica se confundió absolutamente es en 1986, con la aparición de El mundo abierto (1986).Líneas de compromiso y de solapa, para despachar una obra poética que decía demasiadas cosas para tanta desmemoria oficial. 

La crítica oficial (salvo honrorísimas excepciones) calificó, sin decirlo en público, la poesía de Celaya, como unidad de conjunto, hubiera comprobado de inmediato que esa Poesía órfica tenía una gran trascendencia y que, en embrión, se contenía ya en el primer libro de Celaya, Marea . de silencio (1934). Si, por demás, se hubieran - molestado en leer el . opúsculo Reflexiones lexiones sobre. mi poesía (1987), editado por la Universidad Autónoma de Madrid, la cosa hubiera estado mejor.

Y es que Celaya, Gabriel Celaya, ha hecho lo que tenía que hacer: seguir escribiendo su obra, por encima de todo tópico y de toca clasificación reduccionista de su obra. Y la crítica ha tenido bastante con entretenerse en esa «operación " comercial tonta» (definición de Vázquez Montalbán) que es la posmodernidad. . Efectivamente, para la crítica, Celaya es únicamente «realismo social» : Así lo dicen todos los manuales. 

Los de antes y de ahora. Y así lo ha dicho un libro escrito. desde Euskadi (1987), en el que . a Celáya se le calificaba como «poeta social de versos desaliñados». Esa calificación le dolió más. a Celaya que otras enfermedades del cuerpo. A ver quién le explica a un sesudo crítico, marxista, para más señas, que en la obra teatral de Celaya, El relevo, no se puede ir a buscar realismo, porque no, hay sino magia. Esa obra teatral, como el conjunto de su creación teatral, es pura magia.





Comentarios

  1. JAJAJAJAJAAJ ME HE REIDO MUCHO CARMEN JAJAJAJAJAAJ
    LO DE CHONI ME HA ENCANTADO
    BESAZOS

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  2. ufff menos fotos nena que saturas la pagina, mas escribir y menos dibus

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  3. eso no lo has escrito tu guapa. Voy a mandar a la sgae eh!!!!! lo se xq conozco tu pluma, y xq "puta gana" no es d tu clase

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  4. Puta gana pone?? Jajajajaja dónde??

    Ay señor!!

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  5. Os gusta el nuevo formato del blog??

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  6. A LAS 2 PRIMERAS Y A LA 10 PARTE 1 MELASFO!!! Y A SALMITAAAAAA!!!!!!!

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