Megan Fox: Tenemos que ser símbolos sexuales.

Fui a la iglesia, estaba todo tan bonito y hacía tanto frío fuera... Luego trabajé: pinté tierras y lunas y vi la televisión». (Domingo, 26 de noviembre de 1978, Diarios, de Andy Warhol). Warhol sentía pavor por los hospitales. «Si algún día entro en alguno de ellos, nunca saldré con vida», comentó en cierta ocasión. 

Y así fue. Un día como hoy, hace cinco años, el genial «pop artist» moría en el Hospital de Nueva York tras una operación de vesícula. El pasado diciembre, sus dos hermanos recibieron una enorme indemnización del centro hospitalario, al que denunciaron por negligencia. El enigmático artista ingresó en el hospital un viernes por la tarde. El sábado por la mañana, en una operación que duró tres horas, se le extirpó la vesícula gangrenada. Tras la intervención, habló por teléfono con amigos y parecía que estaba mejorando. 

De madrugada, una enfermera encontró a Warhol de color azul. Parece que el genio de la peluca blanca murió de un ataque al corazón. Sin embargo, el forense dijo que las causas de su muerte necesitaban una investigación más profunda. Algunos piensan que una muerte misteriosa es lo menos que se merecía el estrambótico artista, tan celoso de sus secretos como amante de. los cotilleos ajenos. Sin embargo, la vida Warhol, lo que él llamaba «rut», es fácil de contar. 

Pat Hackett, la persona que desde 1968 redactó su diario, la describió así: «Atenerse a su rutina diaria era tan importante para Andy que sólo se desviaba de ella cuando le obligaban. Después de hacer el 'Diario' conmigo por teléfono, hacía o recibía un par de llamadas más, se duchaba y se vestía. Metía a sus amados 'dachhunds' Archie y Amos en el ascensor, e iba desde el tercer piso, donde estaba su dormitorio, al sótano, donde desayunaba con sus dos amas de casa filipinas, las hermanas Nena y Aurora Bugarin. Después, se ponía un par de copias de Interview bajo el brazo y se iba de compras.